Él sonríe por la debilidad que suele causar la hija mujer. Ella, que tiene 13 años, porque es lógicamente risueña. Ambos disfrutan porque son ganadores. Enrique Romero y su hija Agostina volvieron con la medalla de oro que conquistaron en el Sudamericano de taekwondo ITF que se realizó en Pilar, Buenos Aires. “Es la primera vez que nos pasa algo así en un certamen internacional”, destacó el papá, de 33 años.

La consagración de la pequeña fue en la categoría Juveniles (14 a 15 años) hasta 65 kilos. “Me sorprendió el triunfo porque empecé perdiendo el primer round. Tuve que dar ‘vuelta’ la pelea”, comentó Agostina que tuvo que definir la corona a una pelea única. ¿Qué hizo para inclinar la balanza a su favor? “Lo escuché a mi papá”, afirmó la niña que es entrenada por Enrique. “Sabía que iba perdiendo”, recordó papá. “En el segundo round, ella tenía que salir a presionar. Debía hacer un punto claro que la haga ganar la lucha, como una patada a la cabeza”, detalló la estrategia que cumplió la niña en ese asalto y pudo mantener hasta el tercero y último round.

Enrique, por su parte, recorrió el camino hasta el título en tres combates. “Fue todo muy parejo porque el nivel lo es. En mi categoría las luchas se definen por uno o dos puntos. Todos nos conocemos demasiado”, explicó el taekwondista.

CON EL MAESTRO. Romero junto al Grand Master Adolfo Villanueva.

“Yo prefiero no verlo”, reconoció Agostina. Pero lo vio en la lucha final. “Peleó bien. Me cuesta mirarlo porque tengo miedo que le pase algo. Lo mismo trato de imitarlo”, agregó la taekwondista. “Va a recibir muchos golpes nomás, pero bueno…”, bromeó Enrique con respecto a su estilo de combate. “Los que son más habilidosos pueden usar más las piernas y las distancias. Y estamos otros que no lo hacemos así, que vamos a utilizar más la fuerza y vamos más al choque, por eso estamos más expuestos a los golpes”, explicó.