En el círculo central del “Kempes”, el estadio cuyo apellido habla de goles y más goles a lo largo de la carrera fantástica de Mario Alberto, los jugadores de San Martín y Talleres levantan las manos. Saludan al público, al local, al de la “T” que reprueba la tarea de su equipo y a la vez que premia la del visitante, la del “Santo”: los silbidos hablan de eso, de la disconformidad de quienes fueron a alentar y se volvieron a casa con un 0-0 que no les deja nada a los cordobeses.

Porque a decir verdad, para el “Santo” este punto cotiza como oro, a partir del instante en que uno hace memoria y toma nota de que este punto es el primero de la cosecha en calidad de visitante en el torneo, y el cuarto consecutivo desde que el grupo se planteó sumar al menos 12 de los 24 que le restan hasta la clausura de 2018. San Martín hizo la épica y sumó de a tres ante el todavía líder Racing la semana pasada, tras ese 2-1 para el infarto. Y ahora esta parda en Córdoba en una tierra complicada.

Hay mucho por mencionar de este empate, también para mejorar. El fútbol, quiérase o no, es una escuela constante de enseñanzas. Una que tendrá que memorizar el “Santo” es no equivocarse cuando está volcado en ataque. Diga que anoche los picantes de la “T” estuvieron dulces porque si no quizás el panorama podría haber sido otro: en tres o cuatro oportunidades, Talleres agarró mal parado atrás a San Martín, después de hacer propia una tanda de errores de Adrián Arregui, el que debe ser la manija y control en el mediocampo, pero que anoche estuvo poco fino en ataque (no así en defensa).

Lo bueno, valga la insistencia, es que ni Mauro Ortiz, ni Nahuel Bustos y, en especial Gonzalo Maroni, dieron la talla. Bien para un “Santo” que ante cada susto intentó responder con una cachetada.

Si de cambiar para bien se trata, Walter Coyette deberá seguir buscando una alternativa a la conquista que no se llame Claudio Bieler. Si no es él, parecería pecado que San Martín pueda anotar. Gonzalo Rodríguez carga con esa cruz. “Taca” tuvo una, pero Guido Herrera se la sacó bien abajo.

El 0-0 puede sonar aburrido, sin embargo fue productivo para San Martín. Ver a “Tino” costa durante más de una hora en cancha fue una buena señal. Con él, San Martín puede hacerse de un recurso que no se le veía: el pelotazo sorpresa. “Tino” lo sabe hacer como nadie. Habrá que aprovecharlo. Lo mismo que a César Carranza, otra vez importante cuidando el arco, otra vez convirtiéndose en figura, como contra Racing.

Carranza es hoy una garantía para un San Martín que parece haber encontrado un camino importante, y ese no es otro que el de sumar fecha a fecha. Sumar cuatro puntos de seis jugados es una gran señal. Una buenísima, y más sabiendo que en la próxima fecha recibe a San Martín de San Juan, rival por el descenso y equipo de su ex entrenador, Darío Forestello, el que lo hizo ascender, y el que tuvo que irse porque la máquina no funcionaba como antes. Ahora con Coyette sí lo está haciendo. Lo demostró en Córdoba. Y debe seguir haciéndolo. Semana a semana.

FOTO DE ARIEL CARRERAS (ESPECIAL PARA LA GACETA)
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