En épocas en las que las redes sociales son capaces de hacer explotar una bomba informativa en cuestión de minutos, la veracidad o falsedad de algún hecho se ha vuelto asunto de estado en Tucumán. Entonces, ¿cómo podemos saber qué es verdad y qué es mentira?
Si te hacés esta pregunta, quizás sea bastante complicado llegar a una respuesta mágica que solucione el problema. Porque incluso Facebook y Twitter, dos gigantes de Internet, tienen muchos problemas para evitar las famosas “fake news” o noticias falsas.
No es una novedad. Desde hace tiempo en la provincia comenzaron a circular a través de las redes y cadenas de WhatsApp diferentes mentiras que abren un espectro infinito de posibilidades; van desde un error involuntario de las noticias hasta la falsedad intencionada con un objetivo claro y definido.
A saber: el concepto de “fake news” no es nuevo; lo que es nuevo es el fenómeno. Porque están de moda, pero no son una moda, sino que han existido desde siempre. Igual que la mentira, que existe desde que tenemos uso de la palabra.
Lo que sí ha cambiado es que antes las mentiras quedaban reducidas a un círculo de amigos o de vecinos y, en cambio, ahora con las redes sociales su difusión es masiva, es mundial y a una velocidad sin precedentes.
Uno de los últimos casos más resonantes en la provincia fue el de los mensajes de audio con información falsa sobre de la muerte de Matías Diarte, el hincha de San Martín patoteado por simpatizantes de Boca, en Formosa.
Como esta falsa noticia, muchas fueron las que ocurrieron en la provincia. Por eso no sería una novedad, por ejemplo, que en el mes de diciembre los audios sobre saqueos comiencen a circular en diferentes cadenas de WhatsApp, algo que viene sucediendo desde hace años en Tucumán cuando llega el último mes.
Y lo concreto de todo esto es que desde que comenzaron a viralizarse este tipo de mensajes, la Policía apenas recibió muy pocas denuncias formales.
La trafic blanca y el miedo popular
Los presuntos secuestradores de niños en una trafic blanca es otro hecho que sacude desde hace tiempo a los tucumanos. La conmoción y psicosis que generaron alarmas como estas falsas noticias desataron una catarata de publicaciones en la provincia, y fueron varios los que colgaron en las redes sociales lo que estaba sucediendo. Y el alerta, en realidad, era falso.
Uno nunca sabe cómo puede afectar a otras personas esa información falsa que uno está contribuyendo a difundir. Y si bien es responsable el que manda el mensaje original, la mentira o la broma se van replicando en forma descontextualizada y hace que mucha gente mayor entre en pánico, como viene sucediendo en este último tiempo en la provincia.
Aunque no siempre resulta fácil determinar la veracidad de una cadena que nos llega al teléfono, tené en cuenta que existe una regla sencilla a seguir: lo mismo que pasa con las leyendas urbanas, cuando vienen del tío de un amigo de un compañero de trabajo que nadie sabe cómo se llama.... casi seguro que estas noticias no son verdad. Y este clásico “teléfono descompuesto”, muchas veces, termina perjudicando a la sociedad y generando un falso miedo.