En lo que va del año los ataques de motochorros se cobraron seis víctimas fatales. El último caso se registró en la madrugada del domingo, cuando Fabián Ortiz, de 39 años, fue emboscado en calle Buenos Aires al 2.900, en barrio Parodi, por unos seis motochorros que le dispararon en la espalda para robarle su rodado. Las otras víctimas también fueron asesinadas a tiros.
Para los abogados penalistas, los arrebatadores comenzaron a robar motos porque es más redituable. El consumo de drogas y la crisis económica agravaron el escenario, explicaron los profesionales consultados por LA GACETA. Ahora, usan los vehículos para robar y luego los venden en el mercado negro. Actúan con extrema violencia contra las víctimas que se resisten.
“Los ladrones cambiaron de objetivos, ahora buscan otro tipo de botín más importante. Por eso saltaron de los arrebatos de carteras al robo de motos. Los arrebatos ya no son redituables. La droga y la crisis tienen mucho que ver. Buscan motos por su valor. Y al haber una superpoblación de rodados, las que circulan ilegalmente pasan desapercibidas”, opinó Patricio Char.
El letrado advirtió que mucha gente busca este tipo de vehículos y los adquiere sabiendo que son robados. “En la capital, la gente los compra y andan sin papeles. No hay controles municipales, que es lo que permitiría detener esta situación”, señaló.
Salir a ‘trabajar’
“Para ellos, salir a ‘trabajar’ (a robar) es sacarse todos los obstáculos que tienen para lograr su cometido. Es un problema cultural. Han creado una cultura del robo, lo equiparan a un trabajo legal. Es una cultura deformada, se la ataca con valores más que con leyes represivas”, señaló José Luis del Río.
Para el letrado, los asesinatos en ocasión de robo se dan con mayor frecuencia porque los motochorros actúan con extrema violencia para dejarles “un mensaje” a las víctimas. “No atacan para lesionar, sino para matar. El mensaje es que no obstruyan su ‘trabajo’. Creen que resistirse al robo es faltarles el respeto a ellos”, indicó.
“Salen a robar entre muchos por varios motivos: se sienten más protegidos, es más difícil identificarlos y tienen mayor poder de intimidación”, resumió del Río.
Robos por encargo
Para los abogados, las motos que roban tienen como destino los desarmaderos. “Buscan motos grandes para seguir robando y luego para vender las piezas en los desarmaderos. Hoy no se habla mucho de ese tema, pero hay muchas bocas de expendio de repuestos usados. Nunca salen a robar una moto si no la tienen vendida de antemano”, expresó Geraldine Salazar.
“Las usan para robar y luego las ingresan al mercado negro. No salen a robar en un vehículo propio”, indicó del Río.
Andrés Villafañe indicó que actualmente los ladrones de motos cuentan con “estructuras más complejas” y roban los vehículos “por encargo”. “Hay que investigar el trasfondo. Las bandas venden las partes de las motos que roban porque hay un mercado que las consume”, expresó.
“Actúan entre varios para anular las chances de las víctimas, con el agravante de la violencia y con total desprecio a la vida, ya son bandas”, comentó.