MAR DEL PLATA.- ¡Qué momento, San Martín! Las fechas pasan, los resultados no aparecen y el horizonte parece oscurecerse a cada segundo. La derrota ante Aldosivi casi que fue un uppercut al mentón, un golpe que hizo tambalear la estructura “santa” y que amenaza con derrumbar todas las ilusiones mucho antes de tiempo.

El vestuario visitante del “José María Minella” ofició de una especie de confesionario. Luego del 0-2, jugadores y cuerpo técnico se encerraron y hubo palabras al por mayor. Habló Gastón Coyette; siguieron los referentes y la conclusión fue el juramento de sacar adelante al equipo, cueste lo que cueste.

“Los jugadores estaban destrozados. Recibieron otro golpe durísimo y el momento es muy difícil”, explicaron allegados a la institución, dejando en claro que ese cónclave fue casi en un clima de velorio.

Justo después de tamaño mazazo, llega el parate por la fecha FIFA. ¿Sirve para reacomodar las cosas? ¿Hubiese sido preferible tener revancha lo más rápido posible? ¿A qué debe apuntarse en este tipo de casos?

Usar a full el inflador anímico puede ser una buena herramienta para el entrenador. Mucho más teniendo en cuenta que el primer escollo en el camino hacia la resurrección es nada más y nada menos que el líder Racing, que no sólo gana, sino que lo hace en base a buen fútbol y a goles.

El duelo con la “Academia”, para bien o para mal, será un juego visagra en para San Martín, que luego de ese choque deberá hacerle frente a una seguidilla crucial con partidos tan importantes como decisivos hasta fin de año: Talleres (visitante), San Martín de San Juan (local), Patronato (V), Colón (L), Atlético (V) y Newell’s (L). Además del duelo postergado de la primera fecha (con Independiente en Avellaneda).

Para zafar del descenso, el “Santo” necesita una base de 30 puntos, algo excesivo si se miran los pobre cuatro que cosechó en las primeras jornadas.

Por eso, de acá al cierre de 2018, debe apuntar a llegar a las 15 o 16 unidades, para evitar que le suceda lo de Chacarita en la temporada pasada (arrancó la segunda parte del torneo con la soga al cuello).

El momento es crítico y en La Ciudadela deben ser conscientes de que para recuperar la alegría hay que dar un vuelco de 180 grados.

FOTO DE DIEGO IZQUIERDO / ESPECIAL PARA LA GACETA
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