Mientras los dos acusados del crimen de Samir Domínguez se entregaban en la Justicia, la Policía evitaba que un grupo de amigos de la víctima obligara a la fuerza al chofer de un colectivo de línea a que los llevara hasta Los Nogales, donde iba a ser sepultado el adolescente.
Samir, de 16 años, fue asesinado de un disparo en la espalda el miércoles por la noche cuando se encontraba junto a un amigo en la puerta de su casa de Magallanes al 1.300. Las causas del mortal ataque no están claras aún. Pese a que se entregaron los señalados como autores del hecho, hasta el momento se ignoran los móviles del homicidio.
Los investigadores creen que Domínguez, junto a otro menor de edad, atacaron a balazos la casa de Denise Mariel Lobo, ubicada en pasaje de Granaderos de San Martín al 1.100. Aparentemente, los familiares de la mujer, que integrarían La Banda del Macho Blanco, decidieron vengarse. Lo buscaron y cuando los encontraron, le habrían disparado.
Pero todavía no están claras las causas. Podrían estar vinculadas a una cuestión sentimental, pero no se descarta que se trate de un ajuste de cuentas por una situación asociada al consumo o venta de drogas.
Despedida
Mientras los acusados quedaban encerrados en un calabozo, Samir era velado en una sala de Pasaje Padilla. El departamento de Inteligencia había advertido que se podrían generar incidentes, por lo que se decidió montar un operativo de seguridad.
Cuando los restos eran trasladados un cementerio de Los Nogales, un grupo de entre 15 y 20 personas se subió en Junín y Corrientes a un interno de la Línea 7 para exigirle al chofer que los llevara al lugar donde se iba a realizar el sepelio. Los uniformados actuaron rápidamente y, antes de que los deudos obligaran a descender a los pasajeros, los sacaron de allí. Los revoltosos fueron identificados, aunque no aprehendidos.
Luego, cuando el cortejo estaba por llegar a la necrópolis, un conductor cruzó su vehículo en medio de la calle para evitar que la caravana policial continuara custodiándolos. Los efectivos rodearon al hombre y le ordenaron a que depusiera su actitud, lo que terminó haciendo.
“El ministro (Claudio) Maley dijo que no toleraría más este tipo de episodios. Desgraciadamente se está haciendo costumbre y vamos a erradicar ese folclore. Las personas que están haciendo deben entender que están cometiendo delitos y que no se lo vamos a permitir”, explicó José Ardiles, subsecretario de Seguridad de la provincia.
El funcionario reconoció que controlar el sepelio de Domínguez era más sencillo porque se realizó en el microcentro. “Es más fácil, pero en los otros casos se trabaja de otra manera y también estamos consiguiendo buenos resultados”, explicó.
En el sepelio de Ulises Herrera, el adolescente que fue ultimado por un Policía Federal en un supuesto enfrentamiento producido en San Cayetano, sus allegados realizaron disparos hasta con escopetas. Uno de ellos fue identificado y días atrás quedó detenido. “Se hacen tareas de inteligencia para identificar a las personas que intimidan a la sociedad, las que se abusan con sus armas de fuego y las que portan armas de guerra. Una vez que las identificamos, pedimos su detención”, informó Ardiles.
“En los próximos días nos reuniremos con el ministro fiscal (Edmundo) Jiménez para que coordinemos tareas en conjunto con el propósito de erradicar este accionar de algunos grupos. La orden que se recibió fue clara y habrá tolerancia cero para este tipo de rituales”, concluyó el funcionario.