Los cultivos de invierno en la provincia están siendo afectados por las condiciones climáticas que afectaron su desarrollo, desde el momento antes de la siembra, en la que el agua acumulada era en general escasa, y a que posteriormente no llovió como corresponde y se dieron, además, bajas temperaturas durante el cultivo.

La campaña actual de garbanzo fue muy influenciada por lo que ocurrió en el verano pasado, donde hubo poca acumulación de agua en los perfiles, como para poder afrontar con cierto éxito un resultado satisfactorio del cultivo y, por ello, muchos productores sembraron con escasa cantidad de agua, salvo casos puntuales, comentó el doctor Oscar Nicéforo Vizgarra, jefe del Programa Legumbres Secas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán.

Hubo casos excepcionales de agua acumulada, con unos 150 mm, donde pudieron hacer siembras tempranas en los primeros días de mayo, pero la mayoría de los productores sólo tenían unos 50 mm acumulados, que hicieron que las siembras se tardaran esperando más agua y que los lotes se desocuparan de la soja.

Es por ello que, hoy, hay una irregularidad muy marcada en los lotes de garbanzos sembrados, ya que las siembras realizadas dependían muchos de las lluvias que se pudieran dar desde mayo hasta la fecha, y si vemos las precipitaciones que se dieron, también fueron bastante bajas.

Es por ello que el mejor desarrollo se ve hoy en las siembras más tempranas y que tuvieron agua, y en los casos de las tardías realizadas a mediados de junio, las plantas son más chicas y están afectadas. Son plantas con una menor estructura por el menor número de nudos, y los entrenudos están más cortos.

Frío y fusarium

A toda la problemática generada por la falta de agua suficiente, en esta campaña se suma que se dieron muchos días de frío con algunas heladas, no más intensas que el año pasado, pero con muchos más días con temperaturas bajas.

Otro factor que está influyendo en el estado del cultivo es la aparición de focos de “fusarium”, que están golpeando a los cultivos debido a que las plantas, al estar muy estresadas y sensibles, permitieron el ingreso de la enfermedad. Esto es preocupante, por lo que los productores deben tomar medidas preventivas para evitar que esta enfermedad siga aumentando, por lo que se recomienda el adecuado uso varietal, rotaciones y el control biológico.

Pocas malezas

Este año, el cultivo no tiene grandes problemas con las malezas, salvo algunas apariciones de “cardo” y “nabo” que perjudican a algunos lotes.

Conclusiones

Lo mejor que pude ver fueron lotes en Burruyacu, algo en Cruz Alta, en Metán (Salta) y los del sur se complicaron por lo tardío de la siembra y por la falta de lluvias al momento de la siembra, que se profundizó porque luego tampoco llovió.

Vemos que los cultivos, por lo menos acá en el NOA, están en condición regular y con un gran mosaico de situaciones, ya que se ven buenos, regulares y malos.

Hoy hay lotes en diferentes estados fenológicos, desde finales de floración a comienzo de maduración y prontos a cosechar.

En el aspecto sanitario se ve algunos ataques de “bolillera”, ya que hay situaciones donde no se hizo el monitoreo correspondiente y falta de aplicación para su control. Por suerte, este año no hubo “botritis”, que generalmente se da en años húmedos, y este no es el caso.

Este es un año, como dije, bastante regular, ya que la seca antes de la siembra y posterior a esta, y las bajas temperaturas durante el cultivo, hicieron que los cultivos no estén en buenas condiciones, en general, y se suma a la actual incertidumbre no tener precios todavía referenciales, que permitan al productor saber dónde está parado. Se estima que los precios, en general, podrán ser adecuados a las actuales circunstancias del mercado, sobre todo ahora con un valor alto para el dólar.