A las horas de conocer los índices de pobreza emitidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el presidente Mauricio Macri señaló en su breve mensaje desde la Casa Rosada: “no vamos a dejar de trabajar para erradicar la pobreza aunque tengamos retrocesos”. Las cifras “reflejan las turbulencias de los últimos meses”, agregó, al referirse al índice de pobreza de la población urbana que llegó al 27,3% en el primer semestre del año, un 1,3% menos que en igual período del año pasado.
En esa línea, el jefe de Estado admitió: “es un número que esperábamos, que refleja las turbulencias y las dificultades que estamos atravesando. No es una noticia fácil, quisiéramos que fuese distinta, y quisiera poder venir a informarles que vamos avanzando en la reducción de la pobreza, como sucedió durante las mediciones anteriores”.
Luego, Macri habló de lo que viene: “tenemos meses difíciles por delante, pero nuestro objetivo sigue siendo reducir la pobreza. Desde que asumimos tuvimos momentos de avances y logramos que baje. Ahora, a raíz de esta tormenta, sabemos que las cosas van a tardar más, los resultados que iban a llegar antes, van a demorar, y los indicadores de marzo también van a mostrar retrocesos, pero no vamos a dejar de hablar de la pobreza”, señaló el Presidente.
De acuerdo con esa cifra oficial (27,3%), son 11,15 millones los pobres. De ese total, la indigencia creció del 4,8 al 4,9% en los primeros seis meses del año, es decir que ahora hay unos 100.000 indigentes más.
Si se incluye la población rural, el total de pobres alcanzaría 12,5 millones de personas. Según el parte oficial del Indec, se llegó a estos niveles por el deterioro de los ingresos de la gente, por la mayor inflación y la menor ocupación, y se descuenta que marcará un incremento de ambos indicadores sociales claves.
Cabe recordar que la presidencia de Macri arrancó con una pobreza del 32,2% en el segundo trimestre de 2016, para disminuir al 30,3% en el segundo semestre de ese año, al 28,6% en el primer semestre de 2017 y al 25,7% en la segunda mitad de ese año.
De los 12,5 millones de pobres de la Argentina, y sus 2,1 millones de indigentes, es en el Gran Buenos Aires donde se encuentra la mayor cantidad de pobres en términos nominales, es decir unos 3.843.746 personas.
En tanto, la indigencia, entendida como los pobres cuyos ingresos ni siquiera les alcanza para comprar el mínimo de alimentación indispensable para la subsistencia, bajó al 4,9% en relación al primer semestre de este año, contra el 6,2% de igual período del año pasado.
Movimientos económicos
El primer semestre del año mostró dos movimientos económicos bien diferenciados. Mientras en el primer trimestre el Producto Bruto Interno (PBI) creció 3,1% en términos interanuales, en el segundo trimestre bajó 4,2%, producto de la sequía y la inestabilidad financiera.
A comienzos de septiembre, el propio presidente Macri había reconocido que “con esta devaluación, la pobreza va a aumentar”, por lo que había anunciado un incremento en las partidas de la ayuda social.
Por eso el jefe de Estado anunció un refuerzo en septiembre y diciembre para las casi 4 millones de personas que reciben la Asignación Universal por Hijo y para los beneficiarios de otros programas sociales.
Para junio de este año, cuando se cerró la medición del Indec, una pareja, con dos hijos de seis y ocho años, necesitó de $ 19.601 para comprar los bienes y servicios que integran la Canasta Básica Total y, de esta manera, no caer por debajo de la línea de la pobreza.
La baja en el índice de pobreza se dio de manera paralela con una mejora en la distribución del ingreso, a pesar de la caída de la economía y el aumento de la desocupación, informó el Indec.
La entidad informó que el “Coeficiente de Gini”, mejoró al término del segundo trimestre al quedar en 0,422 puntos, contra los 0,428 de igual período del año pasado.
Este coeficiente es un indicador que mide el nivel de desigualdad en la distribución del ingreso, y que tiene el valor “0” como el “igualdad absoluta de todos los ingresos” y a “1” en el caso contrario.
Esta mejora, y la de la pobreza, se dio a pesar de que la inflación entre junio de este año e igual mes de 2017 ascendió 29,5%, y la desocupación aumentó entre ambas mediciones al 9,6%, desde el 8,7% anterior.
El aumento de la pobreza y la indigencia está amortiguado por los datos de principios de año. Para la segunda mitad de 2018 se descuenta que la pobreza crecerá porque se espera una caída de la actividad de entre el 3% y 4%, y una suba de la inflación, con salarios y jubilaciones rezagados. Ese dato se conocerá en marzo de 2019. (Télam/Clarín/Infobae)