Caravanas estudiantiles

Las sociedades crecen cuando tienen la capacidad de mirarse a sí mismas y pueden identificar aquello que, por distintos motivos, ocasiona una problemática. El tema de las caravanas estudiantiles viene siendo, estos últimos años, una de esas cosas que hacen que nos preguntemos por qué la lógica individualista tiene que imponerse sobre las construcciones colectivas. Durante el año 2018, el Ministerio de Educación abrió un espacio de construcción colectiva, con diferentes instituciones educativas, para pensar una alternativa a este tipo de manifestaciones estudiantiles. Lo disruptivo de ello radica en que la propuesta que nació de esa construcción, fue elaborada por los propios actores: los estudiantes. Ver en un escenario la banda de rock de la escuela, una murga, una pareja bailando zambas, todo eso junto y más. Pero en estas expo estudiantiles propuestas por el Ministerio de Educación se muestra la verdadera cultura institucional de cada escuela, y hay una conjunción entre docentes y estudiantes, que están contenidos y cuidados por equipos técnicos ministeriales, en un lugar resguardado como una plaza, sin cortar el tránsito. A todas luces la nueva propuesta es superadora, pero lo fundamental es entender que más temprano que tarde toda construcción colectiva será el camino, porque los proyectos que privilegian el “nosotros” sin pensar en el “otro” están condenados al basurero de la historia. El poeta decía: “y deberás crear si quieres ver tu tierra en paz”. Celebremos por esta creación del Ministerio de Educación.

Patricio Rey

pablo_gs_08@live.com.ar

El avance del narco-poder

Con asombro he leído y releído el material publicado en esta sección de Cartas de Lectores de LA GACETA que hace el señor Carlos Manai, quien en varias oportunidades pide ayuda a gritos. Y se refiere al avance del narco-Estado en nuestra provincia, haciendo oídos sordos todos, las instituciones, la Justicia, etcétera, ante la denuncia pública que hizo y hasta la fecha nada se hizo. ¿Es que tan bajo hemos caído como sociedad? ¿Por qué a nosotros no nos toca? ¿Es que tan ciego estamos? ¿Creemos que no nos tocara? ¡Qué equivocados estamos como sociedad! Este es un pedido a los fiscales, jueces, etcétera. Ayuden ante tan desesperado pedido de ayuda, lean las cartas que ha planteado en eta sección. ¡Cuiden al señor Carlos Manai y a su familia!, y frenen el avance que denuncia. Es que, en caso contrario, nuestra provincia se transformará en La Mafia que no queremos. Somos muchos los tucumanos, en este pueblo, que lo ampara en tan loable causa. Lo encomiendo y sepa que aquí, en Cartas a los Lectores, no se lo desamparará. Fiscales, Jueces, políticos y personas de buena voluntad ayúdenlo, no lo desamparen. Y ayuden para que logremos tener un Tucumán libre de drogas, y también tomen en serio la denuncia del señor Manai, o ¿es que Tucumán será México?

María Ofelia Sal

mariaofeliasal@hotmail.com

Pago de "Ganancias" y Judiciales

Tengo la suerte de tener trabajo; todos los días le doy gracias a Dios por ello. Hace 21 años que ingresé a la Justicia provincial, soy abogado y revisto el estatus de “funcionario judicial”. Con este cargo, al igual que ocurre con los jueces y todos los funcionarios, estoy exento de la “retención por Impuesto a las Ganancias”. Vivimos en una emergencia económica, reconocida por el propio primer mandatario de nuestro país. No hace falta que haga hincapié en esto. El punto es que este ciudadano estima que “sí” tendríamos que ser sujetos de dicha retención, al igual que la gran mayoría de los trabajadores de la Argentina. Un comentario similar escribí en el muro de mi “Facebook personal”, y me llovieron los mensajes y llamadas de colegas de la Justicia ordinaria y Federal. En esta última, nadie paga lo que se conoce como “Impuesto a las Ganancias”, desde el ordenanza hasta el presidente de Corte de la Nación. Algunos llamados fueron de personas con una tendencia ideológica de centro- izquierda o “progresistas”. Muchos “piensan con la izquierda y escriben con la derecha”, famoso refrán proveniente del lunfardo típico. Lo mío sólo tiene que ver con ser consecuente con mis convicciones e ideas políticas, y con la cruel realidad por la que atravesamos todos los argentinos. Los cálculos numéricos, si nosotros fuéramos pasibles de dicho impuesto, son millonarios; estos pueden ser destinados para la educación o la salud. ¿Qué tenemos nosotros (los funcionarios judiciales), que no pudiera tener un jubilado (cualquiera), que dio su vida trabajando en este afortunado suelo? Si tal “Impuesto” a los trabajadores existe, y tanto ellos como los jubilados lo padecen, todos deberíamos poner el pecho y hacerlo.

Gonzalo Cornet Esteves

goncornetesteves@gmail.com

La desconstrucción

No elegimos nacer, ni el cuerpo, ni el sexo, ni la familia, ni el pueblo ni el país al que pertenecemos. Tampoco elegimos las circunstancias que se nos presentan en la vida. Podemos elegir vivir o morir, pero no haber nacido. Podemos rechazar o aceptar a nuestro cuerpo, pero estaremos dentro de él mientras vivamos. Podemos aceptar o rechazar a nuestra familia, pero no podemos cambiar nuestra procedencia. Podemos aceptar o rechazar a nuestro pueblo o país, pero no a nuestro origen. Vivir con sabiduría es, entre otras cosas, comprender que la vida humana es limitada. Esa es mi realidad y la de todos. Cuanto más aprendo más descubro las limitaciones. Puedo verlas en el lenguaje, en las teorías científicas, en la verdad, en lo bueno y en lo malo y en casi todo lo que existe. Porque todo es construcción humana. Ahora bien, si he descubierto los límites de las estructuras y veo sus imperfecciones, puedo ayudar a mejorarlas; pero destruirlas es la peor opción. La familia no es perfecta, ni la educación, ni la sociedad, ni la religión, ni la filosofía, ni la medicina, ni el lenguaje, ni todo lo construido. Pero se cimentan en las ideas de grandes hombres. Grandeza dada por la humanidad. Y sostienen esta sociedad en que vivimos. Para construir un mundo mejor, no alcanza con destruir lo realizado, hay que ofrecer una alternativa superadora. Si no la hay, es mejor seguir aprendiendo y aceptar nuestras limitaciones. Destruir no edifica ni aporta mejoras ni es revolucionario. Esta nueva filosofía de deconstrucción que se quiere instalar en la sociedad puede que logre permanecer un tiempo. Pero nada que se base en el engaño es eterno. La verdad siempre prevalece, pues es inherente a toda aspiración humana. La destrucción engendra caos, y el caos engendra violencia, en todos los órdenes de la vida.

Sergio Gustavo Núñez

sergus.nunez@gmail.com

Separarnos de Buenos Aires

Vista la situación actual del país, debo concluir, lamentablemente, que los argentinos somos rehenes del Conurbano Bonaerense, ese conglomerado de miseria y de marginalidad que el centralismo porteño supo construir. Buenos Aires, de hecho, es un país aparte, como siempre lo fue, desde el comienzo mismo de la organización nacional, cuando la provincia rebelde no quiso formar parte de la Convención Constituyente de 1853, o aún antes cuando Rosas se adueñó del puerto y bajo el disfraz federal estableció el más agudo centralismo económico y político. Tal vez no sea descabellado pensar que la solución consista en sincerar esta situación legalmente, lo que de hecho es una realidad. Buenos Aires debiera constituir una Nación aparte y que el resto de las provincias (por los menos las históricas fundadoras de la nacionalidad) edifiquen una nueva y definitiva Nación Argentina. Recursos económicos existen de sobra, materiales y humanos, sólo falta edificar una mística, una voluntad y un ideal de liberación, para sacarse de encima Buenos Aires y su Conurbano, emprendiendo una nueva historia, la que debió ser la auténtica historia nuestra desde un principio. Esta es una ilusión, una quimera, un ideal que merece ser, al menos, pensado por todos los argentinos del “interior”, término que los porteños nos endilgan y que de hecho nos bautiza como un país aparte.

Eduardo Severo Gerez

gerezeduardo@yahoo.com.ar

El trabajo

El tema laboral tiene varios años sin resolverse. Sólo se logra con subsidios ínfimos, del Estado, que sigue prometiendo, mientras cierra empresas. O sea, es la mentira perversa que viene desde hace 37 años de democracia. Es el caballito de batalla de una clase inescrupulosa, de seudos personajes que se adueñan de cuatro años, o más de poder, y generan oportunismo, postergando generaciones ante las mentiras que perjudican y dañan moralmente a una persona que necesita llevar el pan a su casa. ¿Hasta cuándo se seguirá jugando con un país, como el nuestro, donde 45 millones de argentinos pueden vivir cómodamente? La razón es que la corrupción puede lograr perpetuarse, especular y castigar, hasta que el velo de la hipocresía se les caiga a esta clase inoperante.

Carlos Rubén Ávila

rubenavila20@gmail.com

Limpiar mi ciudad

Los ambientalistas tucumanos sentenciamos que en este evento organizado (días pasados) por los vecinos de San Miguel de Tucumán existe un “gran mensaje” a los funcionarios: que deben cumplir con la limpieza de toda la Provincia de Tucumán. La gran limpieza que realizamos los vecinos el día sábado pasado, conmemorando el Día Internacional de la Limpieza fue un mensaje a los funcionarios, de que los tucumanos ya estamos cansados de vivir en la “indignidad de los basurales”, que el tema de la basura no se resuelve sólo usando la “histérica escoba loca”, sino provocando acciones concretas y dando el ejemplo. Toda una sociedad consciente se lanzó a este emotivo pero particular evento con un solo objetivo: dar el ejemplo. Más que limpieza, fue una protesta pacífica con un toque distintivo de “revolución cultural”, esa gesta que se debe producir en cada uno de los ciudadanos, ejemplo de civismo y compromiso con nuestra ciudad. Mensaje directo a los funcionarios que les compete la limpieza en Tucumán, tanto municipales como provinciales. Esta organización no fue sólo una “puesta en escena”, sino una realidad que debe prender una luz roja en cada uno, tanto para el director de la Secretaría de Saneamiento Ambiental de la Provincia, como para el Secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, el renunciante que no renuncia.

Pedro Martínez

concienciambientaltuc@hotmail.com