Escribimos, de nuevo, lo que hemos dicho cientos de veces. Es la Copa Davis. Así, sin más, alcanza para que todos intuyamos algo extraño, fuera de la lógica deportiva que debiera respetar jerarquías y nombres. Copa Davis es un concepto desafiado en nuestro tiempo por las inquietudes de cambio. Copa Davis es una idea que trascendió a su ideólogo y vivió más de 100 años. Copa Davis es un sentimiento de unión y empatía entre unos pocos que juegan y otros miles que alientan.
La Copa Davis, en la serie Argentina-Colombia, dio una muestra de salud y vigencia. Lo que vimos dentro y fuera de la cancha cumplió con todos los requisitos históricos, con cada una de las tradiciones que convirtieron al torneo, un clásico casi sin par.
Un equipo con jugadores muy superiores a sus rivales. Un público dispuesto a hacer lo suyo. Y un desarrollo pleno de incógnitas que, en la mirada previa, no tenían el menor sustento. Argentina, de los capitanes Gaudio-Coria-Cañas, tenía en Diego Schwarztman y Guido Pella a los singlistas para que el viernes mismo la serie quedara acomodada, y en la dupla Horacio Zeballos-Máximo González el complemento ideal para aprovechar la baja de Cabal-Farah, pareja de elite mundial, y sentenciar la serie, lo que ocurrió.
El “detalle” que convirtió el 3-0 argentino en un contenido de “Davis explícita” fueron las formas de dos de los tres puntos. Que Pella necesite venir de atrás en los números para ganar en el quinto set contra un lesionado Daniel Galán (209 del ranking) sólo puede ocurrir en la Davis. Y que Zeballos-González desperdicien una ventaja de 2-0 en sets y ganen en el quinto contra Cristian Rodríguez y Alejandro Gómez, también.
Los números indican que en su última serie en formato tradicional Argentina consiguió el regreso a un grupo Mundial que ya no existirá. El objetivo logrado se traducirá en 2019 a ser uno de los equipos preclasificados en las series eliminatorias de febrero próximo. Fuera de lo obvio, la victoria es aval para “el experimento” del triunvirato de capitanes que tanta sorpresa causó desde su designación. Por último, vale mencionar el alivio que el triunfo debe haber traído en la nueva dirigencia. Y es que cualquier trabajo es mejor poder hacerlo mientras se gana.