El sábado pasado fue un día inusual para los animales que viven en la Reserva Experimental de Horco Molle. Por primera vez, nadie los visitó. No hubo miradas con curiosidad, celulares que se entrometen ni voces infantiles a su alrededor. Las personas que conducen los destinos de esa área protegida, situada al norte del Parque Sierra de San Javier, decidieron suspender las visitas guiadas, en adhesión al paro dispuesto por los docentes universitarios.
El Jardín Botánico de Horco Molle busca su consolidaciónEn cambio desde esta semana, los paseantes pueden volver a internarse tranquilos en los caminos que conducen a la puma Vadalí o a la tapir Guillermina. La protesta fue por esa única vez. Y fue -también- la primera en los 10 años de la reserva. Por ello, aunque la normalidad ha sido recobrada, las autoridades de ese recodo plantean la necesidad de que los poderes públicos no se desentiendan. Y de que el mecenazgo privado asome como una opción para afrontar gastos.
Visita de lujo en la Reserva de Horco Molle“El mantenimiento y la alimentación de los animales dependen exclusivamente de la recaudación. Si no trabajamos estos meses, nos quedamos sin plata para el resto del año”, advierte Juan Pablo Juliá, el director. Hasta ahora, él y sus colegas se habían adherido de palabra a la huelga de la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán, en pos de una mejor oferta salarial. Ese sábado, no obstante, decidieron tomar una medida más visible, al negarle al público el ingreso al sector de los animales.
Visible y radical. Porque los colocó en una encrucijada: ellos no pueden prescindir del dinero que recaudan con esos recorridos guiados, explica Juliá. La Reserva depende de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. En la partida presupuestaria que se le asigna, se contemplan los sueldos de los empleados. Pero los gastos de funcionamiento deben ser afrontados con fondos propios.
Se inauguró el Patio de Gradas en el botánico de Horco Molle“Se necesita el mecenazgo privado. La intervención de los privados en la conservación es necesaria. En otros países, se trata de una costumbre extendida. Muchos zoológicos se financian con mecenas, más que con el boleto de la entrada. Aquí, en cambio, no hay tradición de patrocinio”, razona Juliá.
- Con respecto a los poderes públicos, ¿se ocupan de la preservación?
- No. No de una manera constante. Aunque eso ha mejorado en los últimos años. La Municipalidad de Yerba Buena, por ejemplo, ha aportado más de $ 1 millón para la construcción del Jardín Botánico. Y el gobierno de Tucumán donó, hace poco, un equipo de rayos para nuestra veterinaria. Pero no contamos con un financiamiento continuo.
Nuevas estrategias
En el pensamiento popular, la reserva suele estar asociada a una faceta zoológica, pues ha adquirido trascendencia debido a sus actividades de rescate y liberación de animales (cuenta con unas 30 especies diferentes, que suman unos 150 ejemplares). Hace unos meses, con la apertura del jardín botánico, desarrollan este otro aspecto. Para que el lector se dé una idea: el Jardín Botánico de Buenos Aires, que es uno de los más importantes de Argentina, abarca siete hectáreas. El de Horco Molle ocupa unas 80 de las 200 hectáreas de la reserva.
Horco Molle fue territorio de jóvenes preguntonesDice el biólogo Pablo Quiroga que el jardín les dio la posibilidad -justamente- de implementar nuevas estrategias. “Por primera vez, nos asociamos a un organismo público, como el municipio yerbabuenense. De ese modo, pudimos financiar el proyecto. También salimos a buscar el apoyo de empresas privadas. Nos encontramos con que muchos gerentes estaban dispuestos a colaborar, pero no sabían cómo hacerlo”, cuenta.
Ante eso, debieron diseñar formatos de padrinazgos. “Hoy, lo que hacemos es generar propuestas concretas y temporales. Por ejemplo, al trabajo de recuperación de los árboles nativos le pusimos un valor ($ 6.000 mensuales). Todos los meses, la empresa que ha accedido a apadrinarnos recibe un informe elaborado por los biólogos de los avances de la tarea”, relata.
Actualmente, la reserva maneja un promedio de $ 80.000 mensuales para gastos operativos. Los alimentos, los remedios y los gastos generales se cubren con esos fondos. “Las medicinas de los animales se encuentran a precio dólar. Eso ha subido de golpe. Hemos tratado de mantener las entradas a costos populares”, concluye Juliá.
Han tratado y seguirán haciéndolo. Aunque las cosas se les pongan cuesta arriba. Porque entienden la importancia de ese lugar para formar ciudadanos comprometidos con la conservación de la vida silvestre y el funcionamiento de los ecosistemas.
Precios y horarios
- La Reserva y el Jardín Botánico de Horco Molle se encuentran abiertos todos los días, de 9 a 19.
- Entrada para menores de 12 años: $ 70 (reserva o jardín).
- Entrada para mayores de 12 años: $ 80 (reserva o jardín).
- Pack reserva y jardín: $ 120.
- Los menores de cuatro años acceden gratis.
- Los precios incluyen el acceso a los merenderos y zonas recreativas.