¿Cuánto habría cambiado en la historia futbolística reciente si Emmanuel Gigliotti convertía ese penal tempranero en el Superclásico de la Copa Sudamericana 2014? Boca había empatado 0-0 en la ida (de local) y si Marcelo Barovero no le atajaba ese penal al ex delantero de Atlético, a River se le hubiese complicado tanto que quizás no hubiese dado vuelta el marcador (necesitaba hacerlo en ese caso por la regla del gol de visitante). Luego, el gol de Leonardo Pisculichi simplificó todo el trámite y dejó las cosas como están: River campeón de esa copa; de la Libertadores 2015 y de la Recopa 2018. En todas, eliminando a su eterno rival y tal vez -sólo tal vez- todo haya sido por ese gol que finalmente no fue y que hasta hoy se lo recuerda.

Atlético llegó ayer por la tarde a Medellín para buscar el pase a cuartos de final de la Copa Libertadores. Y como Boca en aquel momento, pareciera que la misión del “Decano” se limita a una sola tarea en tierra colombiana: marcar un gol, ese que necesita para que se descalabren todos los planes de Atlético Nacional básicamente porque lo obligaría a hacer cuatro para eliminar a Atlético. Algo impensado. Porque si Boca hubiese puesto en jaque a River trayendo un 0-0 de la ida, imagine al equipo de Ricardo Zielinski con un 2-0 a favor.

Ahora bien, ¿Cuántas probabilidades hay de que Atlético marque un gol? Parece una pregunta tonta, pero en los tiempos que corren no parece ser fácil: River, uno de los equipos más poderosos, lleva cuatro partidos seguidos sin marcar.

Por suerte, el caso de Atlético es diferente, ya que anotar goles no es algo que le haya costado en lo que va de la competencia. De los seis partidos que van de la temporada, anotó al menos uno en cada juego. Uno a Tristán Suárez (Copa Argentina), dos a Huracán (Copa Argentina), dos a Atlético Nacional (Copa Libertadores), dos a Racing (Superliga), uno a Defensa y Justicia (Superliga) y dos a Colón (Superliga). Incluso si sumamos los amistosos que disputó en la pretemporada, también se llega a la misma conclusión: uno a Gimnasia de Jujuy, uno a San Martín en la ida y otro en la revancha del clásico. Atlético se las ingenia para festejar.

Cuatro partidos anotando dos goles y cinco, al menos uno, y en todo tipo de canchas: de local, visitante o neutral. Nada mal para continuar la racha en el estadio “Atanasio Girardot”.

A no meterse atrás

“No nos vamos a meter atrás. Vamos a jugar como si la serie estuviera 0-0”, avisa Luis Rodríguez, tranquilamente uno de los que podría hacer ese bendito gol que liquide -prácticamente- todo.

“Si no sufrimos, no vale. Hasta el último segundo del partido no podes empezar a festejar”, también advierte Cristian Lucchetti, como anticipando que no será fácil. Con o sin gol.

Por supuesto que si el partido termina 0-0 o 0-1 a favor de los colombianos será lo mismo para Atlético, que avanzará a cuartos de final de todas maneras, pero seguramente con algo del sufrimiento del que habla el arquero. Sabiendo que la serie está a uno o -como mucho- a dos goles de igualarse.

Por eso, la misión es clara y está al alcance de la mano, según las estadísticas: hacer un gol que tranquilice a todos y que no nos haga preguntar el día de mañana, “¿qué hubiese pasado si...?”.

Las entradas

Los fanáticos de Atlético podrán adquirir sus entradas desde hoy en el predio deportivo del estadio “Atanasio Girardot”, pero tendrán que presentar documentos que acrediten ser extranjeros. El valor de la entrada tiene un estimado en pesos argentinos de 362.

Todo en orden

Minutos antes de las 17, y tras dos escalas, el plantel aterrizó en Medellín y se trasladó al hotel.  El grupo descansó unas horas y a las 19.30, hora local (21.30 de Argentina), se entrenaron en uno de los salones del hotel. Hoy lo harán en una cancha a confirmar, desde las 12.30.

Se juega mañana

La Conmebol negó anoche que analice suspender las revanchas de octavos de final de la Libertadores debido al pedido presentado por Racing para que se elimine a River del torneo tras incluir a Zuculini, suspendido. “No hay alteraciones en la programación”, aclaró.

LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ
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