El marco del encuentro.- Juan Manzur cuidó todos los detalles de la cena que anoche ofreció a los visitantes en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. El gobernador ubicó a los invitados en las mesas y pasó por ellas a saludar. La convocatoria reunió a casi un centenar de funcionarios, empresarios, industriales, académicos y hombres de la cultura. En su mensaje, reconoció que el rabino Abraham Cooper cumplió su palabra de visitar Tucumán. “Cuando fui a Los Ángeles le ofrecí venir a esta tierra. Le dije que sabía que era difícil por su agenda, pero me comunicó que sí lo haría y hoy está aquí”, relató el gobernador. También destacó la predisposición del embajador de EEUU en la Argentina, Edward Prado, en su primera visita oficial a una provincia que no es Buenos Aires, y del titular de la Corte Ricardo Lorenzetti, que mantuvo charlas con camaristas, jueces y fiscales federales y con los miembros de la Corte tucumana, Daniel Posse y Claudia Sbdar.
La seguridad del diplomático.- Para su visita de tres jornadas a Tucumán, la Embajada estadounidense dispuso una custodia particular para Edward Prado. Por caso, se traslado una van negra, de una marca norteamericana, especialmente blindada para el traslado del diplomático. Sus actividades eran seguidas de cerca por cinco custodias especiales, además de un grupo especial de una veintena de efectivos federales. La Policía local, en tanto, dispuso un operativo de 15 agentes para tareas de acompañamiento.
Los “cuadernos”, el gran ausente.- Las charlas previas y las que se observaron a lo largo de la cena giraron en torno de las posibilidades de afianzar los lazos con los Estados Unidos. También hubo unos que otros comentarios sobre la realidad política y económica de la Argentina, pero puede decirse que el gran ausente de la convocatoria fue el escándalo por “los cuadernos” de la corrupción y sus probables derivaciones a las provincias con lo que puedan llegar a decir los arrepentidos. La inquietud de un lado y del otro de la política es el impacto que ese caso puede provocar en las elecciones del año que viene. “Falta mucho tiempo y mucho camino por recorrer”, indicó un asistente al encuentro como una manera de dar punto final a una conversación que no se quiere avanzar.
Sin vallas a la vista.- La comitiva oficial y los visitantes rindieron homenaje a los congresistas de 1816 e inmediatamente se trasladaron hacia la Casa de Gobierno. Caminaron durante dos cuadras céntricas y cruzaron la Plaza Independencia sin la presencia de una fuerte custodia de efectivos. Uno de los visitantes comentó que le parecía diferente el paisaje sin vallas de contención en el principal paseo público tucumano. Incluso, el gobernador Juan Manzur se detuvo frente a la explanada de la sede del Ejecutivo a pedido de una mujer que quiso retratarse con el mandatario. El fotógrafo de la ocasión fue nada más y nada menos que el rabino Abraham Cooper. Antes de ese gesto, y al momento de firmar el libro de visitantes ilustres de la Casa Histórica, el director del Centro Simon Wiesenthal había escrito la siguiente frase, revelada en la sala de jura por Manzur: “la esperanza vive cuando la gente recuerda”. El titular del Poder Ejecutivo ofició de guía turístico al recibir a la comitiva en la intersección de la calle Congreso con San Lorenzo. “En este solar nació la patria; aquí nació la Argentina”, le dijo al embajador estadounidense, mientras caminaba hacia la puerta de acceso a la Casa Histórica. En ese lugar se registró la foto de familia. Mientras se acomodaban, un niño se le acercó al gobernador y le dijo, con tonada de otra provincia: “hola Manzur, ¿me puedo sacar una foto?”. Su madre retrató el momento.
Menú oficial.- Para la ocasión, el menú tuvo un toque de la cocina judía. Por ejemplo, de entrada se sirvieron falafel (una croqueta de garbanzos o habas) y sandwich con pan pletzalej. También se degustaron broquetas de jamón y de arenque y sorrentinos con salta fileto, supervisados por el rabino Mendy Levy. El plato principal fue más tradicional: arrollado de pollo con papas clásicas y zanahorias glaceadas. De postre hubo brownie con helados. Al final también hubo un recital de Fra Tenori.
Obsequios.- En un momento del encuentro de anoche, el gobernador hizo subir al estrado a los visitantes. Manzur les entregó el tradicional poncho tucumano y un libro del Bicentenario de la Independencia. “Esta prenda típica es confeccionada por las mujeres que, artesanalmente, elaboran el poncho en nuestros Valles Calchaquíes”, destacó el mandatario provincial. El rabino Abraham Cooper retribuyó el regalo con otro y, además, bendijo la mesa.
Un poncho y no una toga.- Edward Prado es un distinguido jurista federal que se desempeñó como juez de los Estados Unidos durante cerca de 35 años. El embajador Prado llegó a la Argentina el 8 de mayo. Presentó sus cartas credenciales al ministro de Relaciones Exteriores Jorge Faurie el 9 de mayo, y ante el presidente Mauricio Macri el 16 de mayo. Recientemente, ejerció como juez de apelación en la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos por el Quinto Circuito, con sede en San Antonio, Texas. Durante su mandato fue designado por el presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos para presidir la Comisión Revisora del Fuero Penal, la Comisión Directiva del Centro Judicial Federal, la Comisión de Servicios de Defensoría y la Comisión del Poder Judicial de la Conferencia Judicial de los Estados Unidos. Antes de desempeñarse en el Quinto Circuito, Prado prestó funciones durante 19 años como juez de distrito por el Distrito Oeste de Texas, dice su biografía en el sitio oficial de la Embajada. “Cuando asumí como embajador, dije que dejaría la toga que siempre usé en mis tiempos de juez y ahora la tengo nuevamente”, indicó Prado señalando al poncho tucumano que lucía en uno de sus hombres. Este comentario causó el aplauso y la risa de los presentes. El diplomático, además, reconoció que al dejar su carrera judicial, había dicho que el único país al que le gustaría venir a ejercer un rol de embajador era la Argentina. “Ahora vine a Tucumán; no conozco otra provincia. Aquí se declaró la independencia. Espero regresar a esta provincia. Esta no será la última visita”, indicó posteriormente.
Un país federal.- Ricardo Lorenzetti apeló a un discurso más institucional. El presidente de la Corte Suprema de Justicia agradeció el gesto de la provincia por declararlo huésped de honor y dejó en claro que sus comentarios fueron realizado a título institucional. “Como dijo antes el rabino Cooper, estos encuentros unen los corazones del interior y del exterior. Estamos en una provincia rica y generosa; conozco su potencial”, destacó. Refiriéndose a la jornada de debate de hoy sobre Delitos de Odio, Discriminación e Intimidación en las redes sociales, el magistrado indicó que “la Argentina está en contra de las divisiones estériles y también de la discriminación y del odio”. Remarcó que este tipo de encuentros es realizado por alguien que sabe relacionar pueblos y crear espacios de encuentro. “Eso es lo bueno”, acotó.
“Como dueños de casa”.- Adrián Werthein fue uno de los invitados a la cena. El titular del holding que lleva su apellido y presidente del Congreso Judío Latinoamericano reconoció que pocas veces “una persona tiene la virtud de ser anfitriona pero hacer sentir a los visitantes como dueños de casa. Ese don lo tiene Manzur”. “Uno puede decir que esta es una provincia pequeña, pero enorme en los afectos, con un gran corazón”, agregó. Werthein indicó a los presentes que hay una necesidad de crecer desde adentro a pesar de las vicisitudes que puedan presentarse en el país. El empresario compartió la mesa con otro referente del sector privado argentino: Hugo Sigman, presidente del grupo Insud, un conglomerado empresarial dedicado a las industrias farmacéutica, agroforestal, cultural y de naturaleza y diseño. También estuvo presente el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Alberto Indij, que también destacó el encuentro internacional programado para hoy.
Del ámbito local.- En total se distribuyeron 14 mesas en el Salón Blanco. En la principal, además de los invitados y de los huéspedes de honor se ubicó el vicegobernador Osvaldo Jaldo. En otras mesas estuvieron los jueces y camaristas federales. Un puñado de intendentes ocupó una que estaba cerca de la puerta de acceso al principal salón del primer piso de la Casa de Gobierno. En otro sitio se ubicaron los dirigentes nacionales del gremio de la Sanidad, Héctor Daer y Carlos West Ocampo. También hubo referentes de las actividades citrícola, azucarera y supermercadista. Entre los académicos, se observó la presencia del rector de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), José García, y del decano de la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Tucumán, Walter Fabián Soria. También asistieron el titular de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, Juan José Budeguer, y el director técnico de la entidad, Daniel Ploper, entre otros.