Así como la lucha por #NiUnaMenos abrió las puertas de distintos debates en relación a la situación de la mujer (en apenas un par de años), como la del aborto legal o la separación de la Iglesia y el Estado, la exigencia de igualdad llegó al arte.

Una referente de esta gran escena nacional, la historiadora y curadora Andrea Giunta, integrante del colectivo Nosotras Proponemos, exigió la paridad de género en museos, exposiciones y concursos, entre otros numerosos reclamos. “El machismo en el arte es increíble”, afirma.

Uno de los primeros cambios está por afectar el solemne e histórico Salón Nacional de las Artes Visuales, cuya actual convocatoria surgió con profundas modificaciones respecto de las anteriores. Hay una realidad que no puede discutirse: entre 1911 y 2017, artistas mujeres recibieron cinco veces el Gran Premio de Honor de Pintura del Salón Nacional; mientras que los varones premiados fueron 91. Ahora “se buscará una participación igualitaria por género de jurados, seleccionados y premiados”, se lee en la convocatoria que instrumentó Marcelo Panozzo , secretario de Patrimonio Cultural de la Nación.

Habrá nuevos premios y se mantendrán las ocho disciplinas: cerámica, dibujo, escultura, fotografía, grabado, instalaciones y medios alternativos, pintura y textil. En adelante, además, se exhibirán juntos a los seleccionados en todas las categorías.

Uno de los asesores de estos cambios fue Fernando Farina: “creo que lo más importante va a ser la federalización, porque desde ahora los premios vitalicios se otorgarán a partir de las presentaciones que se hagan en todo el país; el MUNT o el Timoteo Navarro, por ejemplo, pueden presentar tres candidatos para que sus artistas ganen este reconocimiento”. “Igualmente será relevante la pérdida del anonimato, porque el tema de la participación igualitaria salía sin problemas y nadie lo dudaba”, le dijo a LA GACETA.

La eliminación del anonimato y la presentación de las obras online colaborarán en la transparencia, opinan los funcionarios. De todos modos, los artistas no han quedado conformes con estas modificaciones.

Una decena de organizaciones no está de acuerdo en que haya un solo jurado para los tres grandes premios y los 24 premios nacionales (exigen un jurado por disciplina). Este cuerpo evaluador está integrado por siete especialistas, curadores, críticos y académicos, aparte del jurado de cinco notables para decidir los premios a la trayectoria. Tampoco se comparte la exhibición única de todas las disciplinas.

Seguramente la exigencia de la paridad de género llegará a otras convocatorias del resto del país. El debate sobre lo que es un salón y cuáles deberían ser sus características, está desde hace un par de años en el centro de atención de algunas instituciones.

La marea verde

Si bien la marea verde amenaza todas actividades, no hay garantía alguna que la paridad de género otorgue una mayor o menor calidad a la producción artística: o un criterio más amplio o ajustado en las reflexiones de jurados y curadores. Habrá que hacer la experiencia sin dudas, tal vez para advertir que la participación de más o menos hombres o mujeres, no modifica una realidad; la mediocridad o la capacidad de dominio de los medios expresivos y conceptuales no se determina por el sexo, desde ya.

Experiencia sí, pero desde condiciones de igualdad, obviamente.

Modificaciones

En 2016, el tradicional Salón Tucumán unificó todas las categorías: se aggiornó y pasó a ser multidisciplinar, en el que compiten todas por igual. En 2017 mantuvo igual formato y el próximo (se lanzará en octubre), también. No están previstos otros cambios, sostuvo su responsable Cecilia Quinteros Macció, a la cabeza del Museo de Bellas Artes Timoteo Navarro.

En el Museo de la UNT (desde hace muchos años tiene un carácter multidisciplinar) las preocupaciones se orientan hacia otros problemas. En 2017 y 2018 pasó de ser un salón que exhibía y distribuía premios, a uno que otorga sumas para realizar obras seleccionadas y un Gran Premio para el ganador. Es decir, que privilegia la experimentación y la producción. Este año agregó la decisión del jurado de convertirse, a su vez, en curador, a modo de prueba.

“En concordancia con el perfil del museo, a partir del año pasado su Salón Nacional de Arte Contemporáneo se convirtió en una plataforma que invita a interpelar e interpelarse permanentemente a todos los actores que en él intervienen en los distintos procesos que implican: la organización, la producción, la gestión, la comunicación, la circulación y la recepción por parte del público”, describe la directora Verónica Pérez Luna.

Pero el salón no desea encasillarse en una fórmula, por eso abre el debate: para la primera semana de septiembre convocó a artistas, curadores, gestores y estudiosos a una charla. “Para nuestra institución será un importante diagnóstico para proyectarlo a futuro”, se indica en la invitación.

De todos modos, en relación a otras provincias, en Tucumán las principales instituciones están dirigidas por mujeres, hay que aclarar; ellas conducen los museos de la Provincia, de la Universidad y de Municipalidad, así como del Centro Cultural Virla y el Museo Casa Histórica de la Independencia.