Edgar Isasmendi tenía 17 años y una vida totalmente normal. Iba al Instituto Técnico, salía con sus amigos y le gustaba jugar a la pelota y al vóley. Una tarde que disputaba un partido de fútbol sintió que algo no estaba bien. Le dolía el pecho. El corazón estaba acelerado. Por momentos, era como si le faltara el aire. Con angustia volvió a su casa y les contó a sus padres. Después de varios estudios médicos, llegó el diagnóstico: sufría arritmias y su vida estaba en un verdadero riesgo.

Para el papá de Edgar, Fausto, la noticia fue como un baldazo de agua fría. Claro -dice él- nadie espera que los problemas del corazón lleguen cuando se es joven. “¿Cómo pudo suceder?”, preguntó. Fue algo congénito, le explicaron.

La situación de su hijo iba empeorando día a día: los ataques de taquicardia eran cada vez más frecuentes, se ponía pálido y le dolía el pecho ante cualquier mínimo esfuerzo.

El joven dejó de hacer actividad física. Los médicos le dieron dos posibilidades: vivir con pastillas u operarse. Luego de meditarlo, decidieron que lo mejor era lo segundo. Meses después de la cirugía, una ablación con radiofrecuencia (calor), los problemas reaparecieron. También volvieron los miedos a que algo grave le pase y, por ende, todas las actividades de Edgar se limitaron a los mínimos e indispensables movimientos y a estar en un estado de vigilia permanente. Si respiraba agitado, si estaba pálido, había que salir hacia una guardia.

ESPECIALISTAS. El doctor Aguinaga (al centro ) y miembros del equipo.

Una nueva esperanza llegó este año para Edgar. El cardiólogo especializado en ablación de arritmias Luis Aguinaga le ofreció otra técnica que recientemente incorporó a su trabajo en Tucumán: la crioablación. Este procedimiento, que se hace a temperatura bajo cero, permite tratar aquellas alteraciones del ritmo cardíaco que se producen en lugares críticos dentro del corazón, en los que cualquier acción con calor significa un riesgo de “quemar” tejido cardíaco de más.

Congelamiento

El procedimiento que le realizaron el viernes al joven tucumano consiste en llevar un catéter hasta el corazón, a través de una vena, y posicionarlo en el sitio de interés. Una vez allí, mediante el congelamiento de un balón que circula por el interior del catéter, se elimina el circuito anómalo, explicó Aguinaga. El equipo médico con el que trabajó estuvo integrado por los especialistas en electrofisiología y arritmias cardíacas, Alejandro Palazzo y Alejandro Bravo, en un proyecto conjunto de las instituciones Hemodinamia y Electrofisiología Parque y el Centro Privado de Cardiología de Tucumán. Señaló que es un gran avance para la provincia ya que esto antes se realizaba principalmente en Buenos Aires.

La ablación por congelamiento que le hicieron a Edgar duró unos 45 minutos.

Pocas horas después, cuando le estaban dando el alta, habló con LA GACETA. Estaba sonriente y esperanzado de que por fin se acaben sus complicaciones cardíacas.

“Extraño tener una vida normal, poder jugar a la pelota con mis amigos”, expresó el estudiante de primer año de ingeniería mecánica.

Después de todos los sustos que pasó y del tiempo en reposo que le exigieron hacer, tiene un sueño en mente: recibirse de ingeniero y diseñar cosas que la gente con enfermedades o capacidades especiales necesite para tener una mejor vida.

> Síntomas más frecuentes
- Agitación en el pecho
- Aceleraciones en los latidos del corazón (taquicardia)
- Latidos del corazón lentos (bradicardia)
- Dolor en el pecho
- Dificultad para respirar
- Aturdimiento o mareos
- Sudoración
- Desmayo (síncope) o desvanecimiento

> Latidos alterados
La arritmia es una patología de alta prevalencia en nuestro medio

El corazón joven y sano no está exento de sufrir una alteración repentina del ritmo cardíaco normal. Las arritmias cardíacas son una patología de alta prevalencia en nuestro medio y se relacionan a enfermedades graves como el accidente cardiovascular y la muerte súbita, explicó el especialista en electrofisiología y arritmias cardíacas Luis Aguinaga. “Uno de los grandes avances en el tratamiento de estas alteraciones del ritmo es la ablación por catéter, que tradicionalmente consiste en ingresar con una punción en una vena o en una arteria, desde una pierna hasta el corazón con un microcatéter y aplicar radiofrecuencia (calor) para curar esas arritmias. La tecnología de ablación ha evolucionado en los últimos años y el avance más reciente es la terapia de crioablación (ablación con frío), útil en pacientes donde hay imposibilidad de realizar la ablación con calor por el peligro de dañar estructuras adyacentes del tejido cardíaco”, resaltó.