El ex jefe de la policía Hugo Sánchez había quedado expuesto con el testimonio del chofer de la Jefatura durante 2006, Guillermo Arturo Polli. Esa declaración, entre otras más, lo había colocado por adelante del resto de los jefes de la fuerza de seguridad local, bajo la imputación de encubrimiento del crimen de Paulina Lebbos. Ayer, sin embargo, las responsabilidades penales se expandieron a toda esa cadena de mando con las aseveraciones de Miguel Sánchez, el experto que dirigió el equipo de peritos de Gendarmería que realizó la reconstrucción del hallazgo del cuerpo de la joven e hizo visible las omisiones que se habían cometido el 11 y 12 de marzo de ese año.

Los gestos invariables de algunos defensores completaron el ambiente en la audiencia de ayer, tras escuchar las conclusiones del oficial retirado. “Me encontré con una vergüenza técnica”, comenzó diciendo el ex Director de Criminalística y Estudio Forense de la fuerza federal, al responder sobre los elementos que lograron reunir durante la tarea. “Después de un tiempo transcurrido, llegamos al lugar y tuvimos acceso a la parte del cuerpo (expediente) que indicaban las actuaciones que se habían realizado. Analizamos lo que había, y está escrito y plasmado en la causa que las fotografías y los videos eran lamentables. Y no lo digo con arrogancia, sino con fundamento técnico”, manifestó.

Un equipo de profesionales llevó adelante el 5 de abril de 2006 la restauración del procedimiento que había efectuado la Policía local. El entonces fiscal de la causa, Carlos Albaca, recibió posteriormente el informe final de dos cuerpos y más de 500 fojas. “La realización de la teatralización de los hechos, la reconstrucción, el trabajo de los ‘conos de sombra’ -tiempo de paso de un vehículo por la ruta para ser uno percibido-, el área geográfica y los elementos de juicio que encontramos a posteriori, me llevan a decir que fue una vergüenza (el trabajo previo)”, manifestó.

Sánchez consideró que el lugar del hecho no fue preservado, al argumentar que “no hubo una sola anotación de los que ingresaron a la escena del crimen”. “Fue contaminada”, añadió.

El personal de Gendarmería, integrado por agentes de Buenos Aires, Salta y de la provincia (Escuadrón N° 55) recolectó allí rastros de pelos de Lebbos y restos de ropa, a pesar del paso de los días. “La escena del crimen descripta no se suscribe sólo al lugar donde se encontró el cuerpo. Termina donde sé que la cadena de custodia no es vulnerada y no se pierde ningún elemento de juicio”, apuntó.

El perito calificó de “vergonzosas” las fotografías técnicas producidas en un primer momento. En caso, dijo que siquiera había una foto panorámica del punto del descubrimiento, a la vera de la ruta 341, en Tapia. “Eran fotos del cuerpo bajo los matorrales, a distancia. No hubo precisión sobre si había pisadas o no. No se pudo observar nada. Ergo, después aparecieron fotos (...) Estaban un ‘poquitito mejor’, pero fuera de foco”, añadió. “Si lo hubiese hecho personal técnico a mis órdenes, lo echo de Gendarmería”, enfatizó.

“Estratégico”

Filmaciones fotografías, preservación y cadena de custodia. Estos son los elementos que Sánchez marcó como prioritarios a la hora de llevar adelante la pericia. “Si las cosas se hubieran hecho bien, yo aquí (como testigo) no estaba”, destacó, al fundamentar su posición sobre las responsabilidades de “los jefes de la Policía, de Criminalística y de todas las autoridades de la fuerza, por las falencias del primer trabajo.

Entre las conclusiones de Gendarmería, Sánchez hizo hincapié en que el lugar del hallazgo es un punto “estratégico” por las características de la zona (la parte de la ruta, la pendiente y los arbustos). Sánchez asintió que más de una persona habrían actuado para dejar el cuerpo de la joven en ese punto de Tapia, “sino se habría desarmado por las condiciones”, y que “conocían el lugar”. “Y no lo llevaron caminando...”, valoró.

Además, afirmó que el cuerpo había sido “depredado, comido, por animales pequeños y grandes, como perros”.

El fiscal Carlos Sale expresó que el testimonio del ex perito de la fuerza federal “ha dado un panorama” de que se “trató de esconder la realidad y se ha obstaculizando el buen accionar que se pudo haber hecho durante el hallazgo”.

“Fue vehemente al manifestar que se ha trabajado mal, encontrándose presente toda la plana mayor de la Policía: el jefe (Sánchez), subjefe de la Policía (Nicolás Barrera); el responsable de la Unidad Regional (Norte, Rubén Brito)”, dijo, respecto de los imputados. “Las personas que estuvieron ahí son responsables. Lamentablemente, nadie se dio cuenta en ese momento de lo que se estaba haciendo, o sí se dieron cuenta. Efectivamente, creo que se dieron cuenta de los horrores que se cometieron”, finalizó.

Según la Corte local, los fueros impiden que el senador sea convocado a la sala para aclarar su testimonio sobre el caso “Lebbos”. El pronunciamiento dejó sin efecto la resolución de los camaristas Carlos Caramuti (foto derecha), Rafael Macoritto y Dante Ibáñez (foto izquierda), que estableció que Alperovich y otros funcionarios públicos, entre ellos el ministro público fiscal Edmundo Jiménez, estaban en condiciones de ser llamados a la audiencia. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
José Alperovich respondió que declaró que estaban cerca de encontrar al asesino por “informaciones que le habían dado el ministro de Seguridad, Mario López Herrera, o el jefe de la Policía, (Hugo) Sánchez”. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Roberto Luis Gómez, único acusado del homicidio de Paulina Lebbos. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Los abogados defensores Cergio Morfil y Gustavo Carlino. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Los abogados querellantes Roberto Tejerizo y Emilio Mrad quien pidió que el senador Alperovich complete el cuestionario, ya que hubo otra vez preguntas sin la debida respuesta. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Nicolás Barrera, es subjefe de la Policía de Tucumán y Hugo Sánchez, ex jefe de la Policía de Tucumán, acusados de encubrimiento en el crimen de Paulina Lebbos. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Juana Estequiño, actual agente de la División Homicidios de la Policía de la provincia, cambió el relato con el paso de las preguntas, tanto de la querella como de los jueces. Esa ida y vuelta de su participación en la investigación por la desaparición y el crimen de Paulina Lebbos llevó muchas dudas en la sala del juicio oral, pero no fue suficiente para ser considerada como falso testimonio. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El secretario de la sala, Marcos López Frías, exhibe uno de los secuestros realizados por la agente Estequiño, en el domicilio de Paulina. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
José Daniel Soria, actual director de Policía Científica, declaró como testigo en la causa, ya que la época del crimen era secretario del imputado y ex jefe de Policía, Hugo Sánchez. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Eduardo Di Lella, ex ministro de Seguridad de La Provincia, acusado de encubrimiento agravado, en el crimen de Paulina Lebbos. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
La resolución de los camaristas Carlos Caramuti, Rafael Macoritto y Dante Ibáñez, que estableció que Alperovich y otros funcionarios públicos, entre ellos el ministro público fiscal Edmundo Jiménez, estaban en condiciones de ser llamados a la audiencia para contestar las preguntas que generaran sus testimonios escritos, mas no obligados a comparecer en atención a los privilegios inherentes a sus respectivos cargos, ya que consideraban que esa “solución ecléctica” compatibilizaba la ingeniería del Código Procesal Penal de Tucumán (artículo 230) con la de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, instrumento que goza de jerarquía constitucional en Argentina, quedó sin efecto porque los vocales Gandur, Goane y Posse concluyeron que la postura intermedia de la Sala III era una “reflexión dogmática” y, por ende, correspondía hacer lugar a la pretensión de Alperovich de no acudir a la audiencia. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Los imputados y ex policías Héctor Brito, Nicolás Barrera y Hugo Rodríguez. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El ex jefe de Policía durante el gobierno de José Alperovich, Hugo Sánchez, acusado de encubrimiento en el crimen de Paulina Lebbos, se encuentra con prisión preventiva por amenazar a un testigo y es custodiado por la Policía Federal. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El abogado defensor de Nicolás Barerra, Gustavo Carlino, conversa con los defensores de Hugo Sánchez, Marcelo Esteban Jiménez Santillán y Alejandro Federico García Biagosh. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El acusado de encubrimiento del crimen de Paulina Lebbos y ex jefe de la Unidad Regional Norte, Héctor Brito, junto a su abogado Cergio Morfil. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El ex ministro de Seguridad, Eduardo Di Lella, acusado de encubrimiento. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Alberto Lebbos se refirió a la postura de Alperovich de no presentarse a declarar en el juicio “Ha mostrado su cobardía e indignidad al no presentarse personalmente como testigo. Esquivó una obligación ciudadana, moral y legal, refugiándose en un fuero ‘trucho’ para seguir protegiendo a los asesinos de Paulina”. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El fiscal Carlos Sale conversa con la abogada de la provincia, Cecilia Vaccaro. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
La Sala III resolvió ordenar la detención y el inicio de la investigación penal por falso testimonio contra el ex chofer de Hugo Sánchez, Guillermo Arturo Polli. El testigo relató en una audiencia previa a la feria judicial que había llevado a su jefe, su esposa y su hija hasta Raco el domingo 26 de febrero de 2006, por la noche. Durante esa jornada había desaparecido Paulina. Entre otras cosas, contó que su jefe había ido hasta esa localidad para participar en una “fiesta social”, invitado por el entonces secretario de Seguridad de la provincia, Eduardo di Lella, otro de los imputados por supuesto encubrimiento. Precisamente, la realización de este evento ha sido el argumento para contrarrestar la versión de que en Raco hubo una reunión entre los funcionarios del Gobierno por la desaparición de la joven. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Los abogados defensores del ex jefe de Policía Hugo Sánchez, Marcelo Esteban Jiménez Santillán y Alejandro Federico García Biagosh, conversan con el abogado de La Provincia, Carlos Parajón Ferullo. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
“Sí, fui a esa cena. Sí, fui a ese lugar”, enfatizó el ex jefe de Policía, Hugo Sánchez. Rechazó así la versión de una reunión por el caso en la vivienda del entonces secretario de Seguridad, Eduardo di Lella. Y afirmó que Arturo Guillermo Polli había incurrido en olvidos e incoherencias en su declaración sobre el desarrollo de los hechos, el 26 de febrero de 2006. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO