Por Antonio Las Heras
PARA LA GACETA - BUENOS AIRES
“La placa de barro es probablemente el extracto más antiguo de la epopeya de Homero que haya salido a la luz hasta ahora y, más allá de ser única, es un hallazgo epigráfico, arqueológico, filológico e histórico importantísimo”, señala el comunicado del Ministerio de Cultura de Grecia en relación a la que sería la más arcaica inscripción que se conserva de La Odisea. La lámina extraída en el sitio arqueológico de Olimpia – allí donde se iniciaron los clásicos juegos deportivos – en las proximidades del santuario del cuál aún pueden verse los principales aspectos de la construcción. La escritura pertenecería a la época romana y, lo más probable, es que sea anterior al siglo 3 a. J. Fue obtenida por el equipo de arqueólogos griegos y alemanes que están trabajando en el lugar desde hace tres años. Precisamente en los inicios de aquellos trabajos, estuve recorriendo Olimpia – no sin realizar una carrera pedestre en la misma pista de atletismo usado a lo largo de tantos siglos, por la misma pista que lo hicieran los helenos hace más de dos milenios – pudiendo observar, sobre todo, la magnificencia que aún exhibe el santuario donde era encendida la antorcha que daba inicio a la temporada deportiva.
Las prácticas – que fueron las más prestigiosas del Imperio Griego – se establecieron en el año 776 a. J. continuando hasta el 393 de nuestra era en que el emperador romano Teodosio I (quien era cristiano), los abolió por considerarlas parte de rituales paganos.
Olimpia se vestía de fiesta cada cuatro años para coronar a los ganadores con ramas de olivo entrelazadas.
Olimpia es, en la actualidad, una moderna pequeña ciudad que se encuentra a pocos minutos en auto del sitio arqueológico. Cierra sus puertas a las 20 horas. Hasta las 18 horas suele haber muchos visitantes que llegan en ómnibus turísticos pudiéndose oír a los guías dando explicaciones en los más diversos idiomas. A partir de ese momento, hasta el cierre del acceso a la Olimpia tradicional, es el mejor momento para hacer un solitario, sereno y revelador recorrido. Estar en aquel lugar, participando de un atardecer donde los rayos solares hacen esgrima entre las ramas de los cipreses, se transforma en inolvidable experiencia. Momentos como estos permiten caminar sin perturbación alguna por lo que se mantiene en pie del gimnasio mientras uno imagina aquellos hombres entrenando para convertirse en el mejor; sólo el mejor… luego la mirada queda asombrada al atravesar el estadio con capacidad para 45.000 personas, observando columnas por doquier, encontrando grandes piedras ajustadas unas a otras con milimétrica precisión constituyendo singulares muros.
El Museo Arqueológico de Olimpia exhibe restos de la ciudad, como una estatua de Hermes Trismegisto (el Thot de los egipcios y Mercurio de los romanos) que se atribuye al escultor Praxiteles.
Y como si todo esto fuera poco… ahora hay que sumar que es aquí –antes de la entrada al santuario– donde acaba de ser hallado el más antiguo texto de La Odisea. Se trata de 13 versos de la decimocuarta rapsodia pertenecientes al discurso que Ulises –rey de Itaca– hace a su criado Eumeo.
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Antonio Las Heras - Periodista, profesor universitario y escritor.