César Caldez desconfía ya de cualquier persona que sube al colectivo urbano, sea estudiante, trabajador u otro pasajero. El joven dice que durante los 12 años que lleva trabajando como chofer de ómnibus en el servicio público, sufrió siete hechos delictivos. Es más, esa vivencia se acentuó en los últimos días. “La calle está fea y peligrosa”, advirtió el conductor.
Caldez fue testigo principal y víctima de dos ataques de delincuentes en dos días seguidos, mientras manejaba una unidad de la Línea 19 de la empresa ByV Transportes SRL. Este servicio une distintos puntos de la capital, desde las avenidas Francisco de Aguirre y Juan B. Justo, pasando por avenidas Avellaneda y Benjamín Aráoz, hasta Independencia, entre otros sectores.
El domingo subió una pareja con su hijo al interno que manejaba el empleado. Metros después, el chofer observó que uno de los desconocidos sacó un arma de fuego y disparó a un joven pasajero. “Habían subido a robar. Luego, al descender, el hombre se paró en la puerta y apuntó al muchacho cuando este último se dirigía hacia mí por el pasillo. El pasajero había cambiado de asiento y había guardado sus pertenencias antes”, recordó el chofer. “Le tiró al muslo de la pierna izquierda y, por suerte, no le tocó ningún hueso. Viajaban, además, unos 15 chicos”, agregó.
Preocupación por los asaltos a colectivos: hubo tres casos el fin de semana
Caldez volvió a conducir una unidad de la empresa al día siguiente. En medio del recorrido, ascendió un hombre con un niño de unos 13 años en la zona de la plazoleta Dorrego, según describió. “Me di cuenta de que iba a robar a dos estudiantes. Ahí metió la mano en las mochilas. Después me empezó a apurar, me agarró el brazo y lanzó insultos y amenazas para que le abriera la puerta”, contó. Caldez siguió manejando hasta que encontró a policías, quienes actuaron contra el sospechoso.
“Ya cansan. Es continuo el ataque, en particular, de los pungas. A ese hombre lo había visto anteriormente”, remarcó.
Los datos del sector
Estaba prevista ayer una reunión entre representantes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y del Ministerio de Seguridad de la provincia. En el encuentro, los trabajadores habrían mostrado a los funcionarios de esa cartera gubernamental los últimos datos del sector: en lo que va del mes, se registraron alrededor de 20 hechos delictivos, según informó César González, secretario general de la entidad gremial.
“Ya no hay zona roja. La delincuencia se mueve por distintas zonas de la provincia. Tampoco hay un horario en común. Hubo ataques a la mañana, al mediodía, a la tarde, cuando antes se producían pasadas las 20 o 21”, enfatizó el titular de UTA.
El dirigente hizo hincapié en el nivel de violencia de los actos. “Lo que más nos preocupa es la agresividad. Suben (los delincuentes), apuntan a los choferes, les quitan las pertenencias y van a los pasajeros”, enfatizó. También contó que los atacantes actúan en pareja o en grupos de tres o cuatro.
“Los botones antipánico están funcionando, pero los choferes no llegan a activarlos ante cada hecho”, finalizó el sindicalista.