El tercer debate por la despenalización del aborto en el Senado tuvo como protagonistas centrales a las dos senadoras tucumanas: Silvia Elías Pérez (Cambiemos) y Beatriz Mirkin (PJ). Ambas mantuvieron un cruce en el salón Illia de la Cámara Alta, durante un nuevo plenario de las comisiones sobre el proyecto aprobado en Diputados.

Según parlamentario.com, la primera en levantar la temperatura fue la radical Elías de Pérez, opositora a la iniciativa de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Al igual que en las anteriores reuniones, la senadora sembró sospechas sobre el financiamiento que reciben los expositores que están a favor del aborto.

Sentada en primera fila, la tucumana preguntó a Paola Bergallo, investigadora del Conicet, sobre el sostén económico que recibe. “Sus trabajos en casi todos los casos están financiados por alguna ONG vinculada a Planned Parenthood, que lleva adelante el negocio más gigantesco con el aborto en el mundo, y también con la venta de niños abortados”, advirtió.

Bergallo respondió que fue la William and Flora Hewlett Foundation la que financió sus estudios en la Universidad de Stanford. También reveló que recibió ayuda del Fondo Nórdico del Banco Mundial, así como del Safe Abortion Action Fund, para realizar investigaciones “en la época en que el Programa de Salud Sexual y Reproductiva aprobado en este Congreso funcionaba hace dos años y no tenía asignación presupuestaria”. La académica aprovechó para recordar la falta de interpelación al Ministerio de Educación por esa mora. “Lo que hice con los fondos a los que postulé con competencias abiertas, anunciadas, cuyos registros están todos online, fue hacer el trabajo que el Estado argentino no hacía”, reprochó.

En defensa de Bergallo salió la peronista Mirkin. La ex ministra de Desarrollo Social cuestionó que “se hagan preguntas tan personales que no tienen que ver con el tema”. “No escucho que se haya preguntado sobre las exposiciones. Sería lo mismo si yo preguntara a alguien si se ha hecho un aborto”, comparó la alperovichista.

Finalmente, la especialista Bergallo dio por terminada la discusión. “Como investigadora del Conicet, para ser admitida tengo que llenar unos formularios donde reporto toda mi actividad y todo mi financiamiento”, explicó.

“¿Genocidio?”

Luego expuso el médico cirujano Luis Figueroa Durand, que rechazó la ley y levantó polémica al referirse a “un grupo minoritario al que le conviene el aborto, ya sea por control poblacional o porque hacen negocios que mueven muchos fondos”.

Figueroa Durand acompañó su ponencia con un video del médico estadounidense Bernard Nathanson, al que definió como “el mayor abortista de la historia”, pero destacó que a partir de su experiencia el estadounidense cambió de postura y pasó a rechazar esta práctica. El chubutense Alfredo Luenzo fue el primero en mostrarse ofendido. “Con todo respeto: no somos genocidas los que estamos a favor de la ley. Colocarlos en ese lugar es un exceso innecesario, de la misma manera que es innecesario mostrar estas imágenes”, se quejó el senador del interbloque Argentina Federal.

Antes, con testimonios de los curas villeros, la Iglesia Católica insistió ante los senadores en la necesidad de “cuidar las dos vidas” y desestimar el proyecto de despenalización del aborto. Anunció, además, que intensificará las acciones de acompañamiento a las madres en situación de riesgo de aborto, especialmente en poblaciones vulnerables.

Más de 25 curas villeros de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano, encabezados por el padre Pepe Di Paola, expresaron su “dolor por la media sanción del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo”, lo que consideran “un eufemismo para dar media sanción al aborto en nuestras tierras”.

Participaron de la presentación del documento y de la propuesta “Hogar del abrazo maternal”, realizada en la parroquia Cristo Obrero, de la Villa 31, varias mujeres de barrios populares donde desarrollan su acción pastoral los curas villeros.

“Como Iglesia presente en villas y barrios populares, donde se viven diversidad de dificultades, queremos renovar nuestro compromiso con la lucha por la cultura de la vida y los derechos humanos”, señalaron, a la espera de que “los senadores puedan dar cuenta del inmenso valor que tiene toda vida humana, la de la madre y la de la niña o niño por nacer”.“Como Iglesia presente en villas y barrios populares, donde se viven diversidad de dificultades, queremos renovar nuestro compromiso con la lucha por la cultura de la vida y los derechos humanos”, señalaron, a la espera de que “los senadores puedan dar cuenta del inmenso valor que tiene toda vida humana, la de la madre y la de la niña o niño por nacer”. Propusieron, así, “una respuesta concreta a la dificultad de las jóvenes y adolescentes de nuestros barrios que llevan adelante embarazos de riesgo o incluso no deseados ni planificados”.

Los sacerdotes transmitieron su firme convicción sobre “la necesidad de cuidar de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte”.

El debate en el Senado continuará hoy, con nuevos expositores. (Especial)