Dolorido de la garganta y con un hilo de voz, Alberto Lebbos dijo que no podía descuidarse ni un momento y que la prueba estaba en el diario de ayer: el juicio de su hija Paulina por el que luchó durante 12 años podía caer por una cuestión burocrática con las licencias del personal de la Sala III de la Cámara Penal de esta capital. “Entiendo que la Corte Suprema de Justicia de Tucumán no quiera apartarse de la regla general que impide acumular las vacaciones de este año con las del próximo, pero le pido que reflexione y haga una excepción. Existen motivos fundados para apartarse del reglamento. Si parte de la Sala III sale de vacaciones en los meses venideros, las audiencias peligrarán: es muy grave”, opinó Lebbos en un diálogo telefónico.
En la semana previa al receso invernal, la Corte denegó la solicitud de los camaristas Rafael Macoritto, Dante Ibáñez y Carlos Caramuti para que el segundo magistrado y otros cinco funcionarios que habían preparado el juicio durante la segunda quincena de enero pudiesen tomar las licencias pendientes el año próximo. Los vocales René Goane, Antonio Gandur, Antonio Estofán y Claudia Sbdar avalaron la acordada reglamentaria de 1991 que dispone que las vacaciones de enero sólo pueden sacarse, como máximo, hasta el 31 de diciembre del año correspondiente y que, de lo contrario, caducan. Daniel Posse, presidente de la Corte, votó en disidencia: dijo que las circunstancias justificaban un apartamiento de la regla general.
Sorprendidos por esa decisión porque el asunto había sido planteado en noviembre y existía un compromiso verbal de que habría una excepción, los camaristas Macoritto, Ibáñez y Caramuti dijeron por separado que iban a tener que suspender el juzgamiento de la causa “Lebbos” durante el máximo de tiempo previsto por la ley, 10 días hábiles, para que el plantel salga de vacaciones en el segundo semestre. Si la suspensión se extendía por más tiempo, el juicio, que lleva ya más de 70 jornadas, debía comenzar de nuevo. Si bien Ibáñez planteó que él podía perder la licencia, precisó que no quería ni debía privar del descanso al secretario Marco Antonio López Frías, y a los relatores Matías Graña, Martín Nicolás Soria Femenías y César Augusto Sánchez. Los camaristas coincidieron que sin ellos tampoco podían sustanciar las audiencias por la relación de confianza que había, la colaboración que prestaban y el conocimiento del caso que tenían.
Lebbos manifestó ayer que las vacaciones estaban bien ganadas y que adhería por completo a la necesidad de pasarlas para 2019 en atención a la prolongación de las audiencias: “los testigos no dicen la verdad y las maniobras dilatorias de los imputados hacen que todo se alargue. Se nos está yendo el año y no podemos arriesgarnos a perder lo que hicimos hasta aquí”. El padre de la víctima dijo que él era el más interesado en terminar cuanto antes el juicio. Y añadió: “con la misma premura con la que rechazó la solicitud de acumulación de vacaciones, me gustaría que la Corte se expida sobre los recursos que presentaron el senador José Alperovich y el ministro público Edmundo Jiménez para eludir la obligación de colaborar con la Justicia, y decir lo que saben sobre el homicidio de Paulina”.