Ni en sus sueños los hinchas argentinos habían imaginado que algún día alentarían a la Selección en un recóndito rincón de Rusia. Viajar a las grandes capitales siempre puede figurar en los planes. También la recorrida por algunos países más cercanos en el conocimiento y en el afecto. Pero, ¿Kazan? ¿Alguien podía precisar su ubicación antes de la Copa del Mundo? Pues bien, por aquí pasaron ayer los apasionados de la celeste y blanca. Pero dentro de esa marea imparable viven miles de historias. Muchas de ellas están relacionadas con las banderas, un fetiche gracias al que Argentina se diferencia del resto de los simpatizantes que invadieron Rusia.
Se despliegan en los estadios, del mismo modo que las vemos en las tribunas de nuestro país. Se lucen en peatonales y avenidas, sin distinción de horarios. Se portan sobre los hombros, como un manto sagrado de la argentinidad. Y a la hora del aliento vibran al compás de los cantitos. Vinieron bien acomodadas en valijas y en mochilas y así se marcharán de Rusia, a la espera de la próxima cita. Las banderas, según una máxima de sus cultores, están destinadas a vivir para siempre.
Capítulo 1
Kazan Arena se llama y es un estadio que quita el aliento. Divisado desde el otro lado del río que cruza la ciudad, la postal es bellísima. Y un grupo de tucumanos fue el primero -o al menos eso parecía, porque no había nadie alrededor- que llegó para vivir la previa del partido. Nicolás Giampaoli, Jorge Santiapichi, Federico Nadef, Carlos Botteri y Javier (sin apellido, solicitó) desplegaron una celeste blanca que lleva el dibujo de una cabra. ¿El motivo? La elección de Lionel Messi como G.O.A.T. (Great Of All Times, el más grande de todos los tiempos). Goat significa cabra en inglés. Botteri tenía otra bandera, simbólica por el debate que atraviesa la Argentina, con la leyenda “Sí a las 2 vidas”.
Capítulo 2
¿Qué mejor regalo que una bandera para tres hinchas que atraviesan el planeta para alentar a la Selección en el Mundial? Miguel fue quien elaboró y obsequió la bandera que identifica a Alfredo Lainatti, Alberto Gudiño y Javier Meynet como representantes de Progreso, localidad ubicada a 70 kilómetros de Santa Fe. “Fue una sorpresa para nosotros, de esta forma Miguel también está con nosotros”, destacaron.
Capítulo 3
Fernando Chingotto llegó desde el porteño barrio de Colegiales con una bandera por demás emblemática. El número 44 estampado en negro lo dice todo. Él cuenta la historia: “mi hija se llama Ginebra y forma parte de la Armada. Este es un homenaje para sus camaradas que se perdieron en el mar con el ARA San Juan”. Apunta Fernando que Ginebra y sus compañeros de la Armada atraviesan un durísimo momento anímico a causa de este episodio que conmovió al país. “Además, el 70% del presupuesto de la Fuerza se gastó en la búsqueda del submarino -indicó-. No tienen recursos para nada. Imaginate cómo están”.
Capítulo 4
No son argentinos, pero tienen una historia para contar. Adam Khairil y Fami Muhammad se hicieron hinchas de Argentina desde los tiempos de Verón y de Batistuta, y con Messi de por medio ya es una cuestión de fanatismo. Cuando salieron rumbo al aeropuerto de Kuala Lumpur descubrieron que se habían olvidado la bandera de su país, que no podía faltar en Rusia. Armaron un operativo relámpago y encontraron una segundos antes de subir al avión. “Espero que algún día Malasia se clasifique para jugar un Mundial”, fue el ilusionado deseo de Fami en la despedida.
Capítulo 5
“Familia Omodeo”, se lee en la bandera que sostienen los hermanos Santiago, Nicolás y Pedro. Los tucumanos vivieron la victoria sobre Nigeria en el Fan Fest de Moscú, rodeados de brasileños que cantaban y se burlaban por la inminente eliminación argentina. De más está describir la forma en que gritaron el gol de Rojo. Cuentan que a la bandera la hizo su hermana, María José, que se quedó mirando el Mundial en Tucumán.
Capítulo 6
Iban presentándose como vecinos y amigos de San José de la Esquina, un pueblo ubicado a 100 kilómetros de Rosario, cuando uno de ellos dijo “Ricardo Lunari”. Y sí, era él, el notable jugador de Newell’s, de gran carrera, figura -por ejemplo- en Universidad Católica de Chile. Es la clase de agradable sorpresa que proporciona el Mundial en tierras lejanas. Lo acompañaban Oscar y Fernando Luciani, y Hugo Coloccioni. La bandera tiene su historia, ya que estuvo en Sudáfrica 2010 y en Brasil 2014. Había otra, la original, que les robaron en Alemania 2006. Valentina y Ornella, hijas de dos integrantes del grupo, fabricaron la celeste y blanca.
Capítulo 7
“Feliz cumple Cande - Te amo”, dice la bandera que desplegó Juan Correa Volpara en la puerta del Kazan Arena. “Es una sorpresa para ella, justo hoy cumple 21 años”, explicó Juan, cordobés e hincha de Belgrano. Candela se quedó en Argentina, sin descuidar sus estudios de Recursos Humanos. “Mostrar la bandera no fue el permiso para venir, es el ruego para que lo dejen volver”, sentenció uno de los amigos de Juan. Pura chispa cordobesa.
Capítulo 8
“Al principio escribimos ‘oh juremos con gloria morir’, pero después nos pareció que el mensaje tenía que ser distinto. Algo más relacionado con la vida, con la victoria. Así que, siempre usando la letra del Himno, lo borramos y pusimos ‘coronados de gloria vivamos”. Así nació la enorme bandera desplegada por los cordobeses Brian Clemente, David Zaragoza, Eric Zuyanvosky y Nicolás Casco.
Capítulo 9
El termostato marcaba 42 grados en el vagón del tren que trajo a Kazan a Gastón Dibernardi y a Aníbal y Fernando Freiz, padre e hijo. En ese horno ambulante que recorrió durante horas el tendido desde Moscú, cuentan que viajaron como ganado. Pero la bandera con la leyenda Carmen de Areco (pueblo de la Provincia de Buenos Aires) llegó intacta. “La hice yo. Este es su tercer Mundial”, apuntó Gastón.
Capítulo 10
Micaela y Nazarena Ibaceta viajaron a Rusia… estampadas en una bandera. “No pude traerlas, pero por lo menos me acompañan de esta manera”, señaló su papá, Fabio. La familia es de Calingasta, pequeña localidad cordillerana, a 200 kilómetros de la capital sanjuanina. Fabio, que es presidente de la Liga local de fútbol, portaba dos banderas idénticas: una en la espalda, colgada del cuello, y otra en las manos. Imposible que no se distinguiera a Micaela y a Nazarena en el Kazan Arena.
Capítulo 11
Los neuquinos Walter Abalde y Daniela Torrisi están de luna de miel. Se casaron el 8 de junio y el 13 ya estaban en Rusia, listos para seguir a la Selección en el campeonato Mundial. Por supuesto que todos los regalos de la boda fueron en efectivo, para cubrir los gastos del viaje. “Yo dibujé las letras y él las pintó. Estuvimos como tres días para terminar la bandera”, cuenta Daniela, que es geógrafa. La celeste y blanca lleva el nombre de su provincia y, por el tamaño, está partida en dos y deben pegarla cada vez que la despliegan.
Capítulo 12
A Nito Nadef, a Raúl Véliz y a Gerardo Ajmat la tucumanidad se les nota desde lejos. Las remeras celestes están estampadas con sus nombres en la espalda y con el contorno de la provincia sobre el pecho, y la bandera no deja dudas sobre su origen. Junto al Tucumán gigante asoma el perfil de Lionel Messi. Los diseños fueron de Martín Gigli y ellos, orgullosos, los exhibieron bajo el sol de Rusia.