El virus de la pasión futbolística llegó a Rusia y contagió a los anfitriones. La fiesta que se desató tras la nueva victoria del seleccionado local comenzó en el estadio y se extendió a lo largo y ancho del país. El triunfo logrado ante Egipto dejó al equipo prácticamente en los octavos de final y las sonrisas se dibujaron en los rostro de los hombres y también de las mujeres, que lucen su belleza en las tribunas (foto) cuando van a alentar a los jugadores. Dos partidos jugados; dos triunfos, ocho goles a favor; una hinchada que provoca admiración y suspiros. A esta altura de la competencia, los rusos son la envidia del mundo entero mientras disfrutan su Mundial con un estilo muy particular. Para ellos todo es perfecto.