De Rosendo Fraga.-
El Senado dio sanción definitiva al proyecto de “emergencia tarifaria”, que había sido sancionado por diputados. El Presidente rápidamente lo vetó. Pero hay que “desdramatizar” el veto. Se trata de una atribución que la Constitución Nacional otorga al Presidente y que puede ser revocada por los dos tercios de las dos cámaras. Ello es muy improbable, con lo cual el veto quedará firme.
Macri puede pagar un costo político por vetar -en realidad ya lo pagó al aumentar las tarifas- pero también da una señal de firmeza que el mundo económico se la puede reconocer.
Los gobernadores parecen encaminarse a dejar hacer a Macri, pero no a compartir el costo político por las medidas que adopte y ello explica lo que sucedió en el Senado.
Pero la convergencia de los distintos sectores del Peronismo que se ha dado en el Congreso -desde Cristina hasta Menem- muestran que esta fuerza política asume que puede ser alternativa de poder para 2019. Históricamente ha sido la posibilidad de llegar al poder, lo que lo ha unido cuando está en la oposición y esto puede estar sucediendo nuevamente, aunque hoy haya divisiones y no se perciba un candidato claro.
La Argentina no ha resuelto una crisis, la está viviendo. Ni la turbulencia cambiaría ni el conflicto social han desaparecido ni mucho menos. En lo social, lo peor está por llegar y lo mismo sucede con la inflación. Perder reservas para defender valores ficticios del dólar, es un clásico de la Argentina, del cual el país parece no aprender.
Quizás Macri debería resolver el conflicto entre el estadista y el político, pensando en el ejemplo de Winston Churchill. Semanas después de haber ganado la guerra, fue derrotado electoralmente y separado del gobierno. Pero cinco años después, sus conciudadanos lo votaron y volvió al poder.