Entre los vecinos del microcentro y de los barrios Sur y Norte se siente algo que podría llamarse “efecto Parravicini”. Y los síntomas se expresan, por ejemplo, en los mensajes de WhatsApp que llegaron a nuestro diario luego del derrumbe fatal de la semana pasada. Acompañados por fotos, en los mensajes señalan enormes grietas, mampostería desprendida y otros problemas estructurales en distintas propiedades. Temen que puedan causar nuevas tragedias. LA GACETA salió a recorrerlas para intentar responder la siguiente pregunta: ¿realmente son una amenaza?
En algunos sectores de la ciudad quedan los resabios del Tucumán de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX. Muchas de esas propiedades ya están desvencijadas por el tiempo. En algunas se ven rajaduras en distintos puntos de las fachadas, columnas quebradas, pequeños balcones a cuyas bases les falta parte de la mampostería. Otras casas ni siquiera tienen techo. Inclusive, hay otros casos más llamativos, como el de una casa que sólo tiene en pie la fachada y unas pocas paredes. Su vereda parece minada y cubierta con un improvisado tinglado.
Las secuelas de la tragedia de la semana pasada se notan también en arreglos repentinos de algunas propiedades. Un lector señaló el caso específico de un boliche que se encuentra en el centro. “Está pintando de negro un lateral para disimular la grieta que separa el frente del local con la pared lateral. Es un peligro que eso esté así, en un lugar donde la música hace vibrar todas las paredes ”, describió en su mensaje enviado al WhatsApp del diario.
En la biblioteca Sarmiento, donde se encuentra el Teatro de la Paz, el lunes comenzaron a parchar una grieta. Por eso pusieron cintas seguridad en la vereda. Los arreglos, según comentaron personas vinculadas con el Teatro, comenzaron antes del derrumbe del ex cine Parravicini. “Hacemos constantes arreglos. Ahora, simplemente estamos con un lavado de cara, un embellecimiento en vista al 9 de julio. Es una cuadra turística. Tenemos poco personal y poco presupuesto, por lo que se hace difícil. Se trabaja a pulmón”, comentó Sebastián Olarte, responsable del Teatro. En la fachada -agregó- están parchando una rajadura “propia del paso del tiempo”.
Los signos de vejez de una propiedad no siempre implican un riesgo, advirtió Ana Chiarello, directora del Instituto de Historia y Patrimonio Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT. “Un edificio puede tener desprendimientos de molduras o mampostería, lo que no supone que vaya a caer. Hay algunas fisuras que fueron producidas por un sismo y que no comprometen estructuralmente al edificio. También sucede que se asientan o les afecta la humedad. Si es peligroso sólo lo puede determinar un especialista en estructuras”, detalló la arquitecta.
Por otra parte, indicó que la Dirección que preside, junto con la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, están rehaciendo un catálogo de patrimonio de la ciudad. Allí -detalló- se evaluará también en qué estado se encuentran las propiedades censadas.
Miedo a una venta masiva
Chiarello reconoció que la gente está asustada. Y eso también es motivo de preocupación para ella y sus colegas, que velan por los inmuebles que hacen viva la historia de Tucumán : “tenemos miedo de que aparezcan dueños de empresas constructoras y les digan a los propietarios que las casas están por caer y que se produzca una venta masiva por la psicosis”.
¿Quién es el responsable?
Walter Berarducci, secretario de Gobierno municipal, se refirió a los temores que hay de que pueda ocurrir con otros edificios lo mismo que con el Parravicini. Lo hizo durante una entrevista concedida a “Buen día”, el noticiero matutino de LA GACETA. Explicó que lo que hace el municipio ahora es concientizar a los responsables de las propiedades -es decir, sus titulares- de que sobre ellos pesa la responsabilidad del mantenimiento, tal como lo establece el Código Civil. “No es el Estado nacional, provincial o municipal el que tiene que velar por la seguridad de tu inmueble, tanto para quienes viven dentro como para los vecinos o el transeúnte”, explicó el funcionario. Además, comentó que permanentemente y a través de Defensa Civil, el Municipio hace notificaciones a los propietarios de propiedades en mal estado.
“La tranquilidad debería llegar a la inversa. Que nosotros, como dueños de un inmueble, seamos los primeros vigilantes y que estemos atentos ante cualquier falla que pueda tener una edificación”, concluyó Berarducci.
> Temor en San Martín al 200
La medianera del Ente de Cultura está sostenida por un hierro
Una larga grieta, el desprendimiento del revoque y un hierro sosteniendo parte de la medianera del Ente Cultural de Tucumán llama la atención y preocupa a los transeúntes que circulan por San Martín al 200. El ingeniero Hugo Alderete, de la oficina técnica del Ente explica que este problema se remonta a 2016, cuando la rajadura se hizo visible. “En septiembre de 2017 presenté el primer expediente en Catastro Municipal para que intervenga y decida qué parte (el Ente o el dueño de la propiedad colindante) tiene la responsabilidad de hacer el arreglo”, detalla. Desde entonces no ha recibido respuesta del municipio, a pesar de que dos técnicos de Catastro fueron a analizar la falla. Alderete cree que alguna pérdida de agua ocasionó un asentamiento de la medianera y que por ello se quebró la pared. “Me dijeron en Catastro que mañana (por hoy) me darían los resultados del informe. Espero que esto se arregle cuanto antes”, expresa el ingeniero.