“El peronismo va a terminar yendo unido. No sé cómo, pero van a terminar los tres juntos”. El presagio del viejo dirigente peronista se mezcló con hechos notorios de los últimos días que tienen que ver con la tríada de dirigentes del oficialismo vernáculo que hoy se disputan el poder: Juan Manzur, José Alperovich y Osvaldo Jaldo. En ese orden.
El gobernador habría susurrado entre algunos cercanos y varios empresarios que está dispuesto a pelear por la reelección. Lo hizo público el columnista Federico van Mameren en su “Enfoque del Domingo”. Esto significa que el mandatario ya se anima a hablar del tema. El dato no es menor, porque entre pensar algo y poner esa idea en palabras suele haber una distancia como de aquí a la China. Manzur parece haber logrado que ese océano que lo separaba de la reelección comenzara a esfumarse.
El ex ministro de Salud de la Nación navega por aguas turbulentas, pero que parecen resguardadas por barriles de aceite que se vuelcan y las aquietan a su paso. Argentina ebulle de la mano de la crisis cambiaria y financiera, pero Tucumán posee reservas para pasar la tormenta. La Nación acude a créditos internacionales, pero por estos lares se jactan de que no será necesario endeudarse. Mauricio Macri aprieta por apoyo a los gobernadores peronistas, pero Manzur mira al costado -por ejemplo con el tema tarifas- e igual consigue buenos fondos del Tesoro nacional. Porque pese a que de la voz de sus funcionarios partan quejas contra la Casa Rosada, los números ponen en duda que la provincia esté recibiendo menos recursos. Al menos eso dicen los datos que presentó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la semana pasada en el Congreso de la Nación.
En ese informe mostró, por ejemplo, que la Secretaría de Vivienda de la Nación destinará este año $ 704 millones para Tucumán, más que los $ 640 millones de 2017 y por encima de la mayoría de las provincias del país, incluso Ciudad de Buenos Aires y Jujuy. También un alza en las transferencias de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que pasaron del 2,01% del total transferido a todas las provincias, en 2016, al 2,66% el año pasado. Lo mismo sucede con lo que destinó Vialidad Nacional a Tucumán (este año recibiría un 33,36% más de recursos que en 2017) y unos $ 700 millones globales que llegarían para obras de infraestructura.
A Manzur no le va mal y pretende capitalizar el año próximo esa buenaventura.
¿Y Alperovich? Agazapado espera su chance, mientras teje candidaturas entre “el grupo de los ex” que quieren -al igual que él- volver a apoyar sus cabezas en el tibio regazo del poder. Se reúne con ex intendentes, ex delegados, ex concejales, ex legisladores y algunos que otros actuales que aún les son fieles. ¿Avanza el plan Manzur-Alperovich? Dependerá de la voz del jefe, que hace apenas semanas avisó que las encuestas le dan bien. Lo contó exhibiendo en sus pupilas el brillo profundo de aquellos primeros años como gobernador.
¿Y Jaldo? Toma distancia, pero no para irse, sino para observar mejor la jugada. Como en otros tramos de su vicegobernación, el “huracán” se esparce en busca de nuevos bríos que le permitan reforzar su corazón y regresar para hacer “daño”.
El augurio del viejo peronista parece lejano ante las jugadas individuales del trío de conducción, aunque otros dirigentes coinciden en que ubicarán el punto de conveniencia que convierta al triángulo de un escaleno a un perfecto e igualitario equilatero. Habrá que ver qué se ofrecen unos y otros, más allá de la promesa de no permitir que la oposición les arrebate la histórica hegemonía peronista en la provincia. ¿Podrán doblegar la geometría?