El secreto está en saber recuperase. En aprovechar la bronca, el dolor y la impotencia y traducirla en combustible para jugar la revancha de otra manera, con más decisión y sobre todo más convicción para lastimar a su rival.
La derrota del domingo en Junín obliga a San Martín a ganar la segunda final si es que aspira a jugar la próxima temporada, en la Superliga. Primero debe vencer y después buscar una diferencia de por lo menos dos goles para evitar que el segundo ascenso se defina con remates desde el punto del penal.
“Estoy seguro que vamos a recuperarnos. En casa vamos a jugar de otra manera”, aseguró un confiado Juan Galeano, minutos después de la caída en el primer “chico”. Sí, San Martín necesita hacer borrón y cuenta nueva para superar el bache emocional que le produjo este golpe.
El “Santo” perdió tres juegos en lo que va de esta temporada de la B. El primero fue contra Atlético de Rafaela, como local en la primera parte del torneo y con Diego Cagna como entrenador. Y en la jornada siguiente, se sacó la mufa en Corrientes al vencer a Boca Unidos. Esa fue la única vez que una derrota lo despertó de raíz al equipo.
Las otras dos caídas se dieron como visitante y ya bajo el mando de Darío Forestello y en los duelos posteriores, el equipo terminó sumando dos de los tres empates que obtuvo en esta parte del campeonato. Tras el duro cachetazo 0-3 contra Riestra, el “Santo” apenas si pudo igualar contra Estudiantes de San Luis; 1 a 1 sobre la hora.
La otra derrota fue en la última fecha, contra Brown de Adrogué, y en el partido siguiente igualó 3-3 con Villa Dálmine. Aunque este empate casi que significó un triunfo porque le permitió seguir con vida en el Reducido.
“Si queremos subir tenemos que ganar el domingo. Hay que jugar con decisión y tratar de hacer lo que sabemos hacer. Hay que recuperar el circuito de juego y estar más precisos”, advirtió Forestello sobre la segunda mitad de la historia.
Más allá de las estadísticas y los datos previos, en el seno del plantel confían en que la historia será diferente en Bolívar y Pellegrini. “En casa tenemos el apoyo de nuestra gente y todos saben que ahí nos hacemos más fuertes. Ese aliento nos potencia y nos transforma en un equipo mucho más agresivo”, opina Galeano.
“De un tiempo a esta parte, nos hicimos muy fuerte jugando como local. Hay que estar concentrados y apuntar todo a alcanzar el objetivo”, agrega Ismael Benegas.
El poder ofensivo
Otro dato que sirve para mirar con más confianza la finalísima del domingo es que San Martín mostró mucho poder de fuego en los partidos más recientes jugando como local.
En las últimas cuatro presentaciones en La Ciudadela, marcó como mínimo tres goles. Derrotó 4 a 2 a Agropecuario, 3 a 0 a Guillermo Brown y 3 a 0, otra vez a “Agro”; y en el medio, igualó 3 a 3 con Dálmine. “Tenemos que jugar a muerte la revancha. Va a ser un partido muy difícil, pero confiamos en recuperar el juego que nos caracteriza”, remata el central Lucas Acevedo.
Aunque muchas veces sirvan como un buen antecedente, las estadísticas quedan de lado cuando la pelota comienza a rodar. Por eso, recuperarse de otro golpe durísimo será el objetivo primordial en San Martín para esta semana. Rebelarse tras un cachetazo y dar vuelta la historia en base a fútbol y goles, como lo hizo el equipo en este último tiempo es la receta. Sus hinchas esperan que así sea.