SAN PABLO, Brasil.- El presidente de Brasil, Michel Temer, autorizó ayer a que los militares despejen carreteras bloqueadas por camioneros en huelga, en una movilización que paralizó sectores clave de la economía pese a un acuerdo para poner fin a las protestas.
Negociadores de varios grupos de camioneros acordaron el jueves que se suspendan los bloqueos por 15 días, después de que el Gobierno prometió que subsidiaría y estabilizaría precios del diésel, lo que podría costar 5.000 millones de reales (U$S 1.400 millones).
Las centrales sindicales del país advirtieron que el país camina “hacia el caos social” y se ofrecieron a mediar entre el gobierno y los camioneros autónomos que realizan el quinto día de paralización, que ya genera desabastecimiento de alimentos y combustible y el cese del transporte público y la cancelación de vuelos.
San Pablo, el mayor centro empresarial de América Latina, declaró estado de emergencia debido a la escasez de suministros de combustibles. El aeropuerto de Brasilia comunicó que se quedó sin combustible para los aviones. La Asociación Brasileña de Proteína Animal dijo que 152 plantas de procesamiento avícola y porcino suspendieron su producción. La falta de alimentos para animales podrían provocar la muerte de millones de aves y cerdos. “Quien bloquee las autopistas, quien reaccione de manera radical, está perjudicando a la población. Vamos a garantizar la libre circulación y el abastecimiento”, sostuvo Temer.
Abcam, un grupo que inició la huelga y que representa a unos 600.000 conductores, no figuró entre quienes firmaron el acuerdo, pero llamó a los conductores a despejar las vías para que el transporte vuelva a la normalidad.
“Convocar a las Fuerzas Armadas es querer apagar el fuego con gasolina, va a aumentar el conflicto y dificultar a una decisión equilibrada”, dicen las centrales sindicales. (DPA-Reuters)