Con todo lo que vino después, el último partido de Atlético en la Superliga quedó tan tapado en el tiempo del éxito del “Decano” que varios de aquellos jugadores que estuvieron en el 0-0 frente a Lanús, en el Sur del Gran Buenos Aires, gozaron de una suerte de despedida silenciosa. Ese Atlético B, con perfil de talento marginado, sumó el último punto de la temporada y una alegría para quienes pudieron irse al menos con la frente alta del club. Porque varios de ellos le dijeron adiós al grupo incluso meses antes de bajarle la persiana a esta temporada cuyo fin entregó la histórica clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores.
No hay sorpresas entre quienes ya hicieron la mudanza de Tucumán. Lo que sí, para algunos quedará la sensación de haberse ido en deuda, caso Ismael Blanco, el delantero que vino a suplir a Fernando Zampedri y a Cristian Menéndez, pero que apenas se fue por la puerta de atrás y con tres goles en un año. Nada, para un centrodelantero de su categoría y quien fuera una de las mayores apuestas de Atlético en agosto pasado. Puede fallar, decía Tu Sam. Y falló.
Blanco es el ejemplo a no seguir por la directiva en este nuevo mercado de pases. Se invirtió mucho dinero en él, pero lamentablemente los astros no se le alinearon al punta. Por eso ahora, el goleador que venga deberá mantener un registro activo de goles. Con pergaminos y años pasados de bonanza no alcanzará para cerrar una contratación. Ante una situación con meridiano de límite, si es que no se empieza derecho en el torneo local, Atlético no quiere errarle al agujero del mate.
Blanco viene a ser la cabeza de la serpiente, aunque no es el único que no rindió. En total son 12 los futbolistas con quienes Atlético no charlará de números. En ese grupo aparecen dos chicos de la cantera: David Valdez y Alejandro Montiel. La idea es cederlos a préstamo, no dejarlos libres. Son chicos trabajadores que siempre han puesto al club por encima de todo. Sin embargo, su nivel no convence. Así como tampoco lo hizo el de Hernán Hechalar, Mauricio Affonso, Nahuel Zárate, Dardo Miloc, Gonzalo Freitas, que fue uno de los que más jugó de este lote, y Alejandro Melo, quizás el único que todavía podría contar con una mínima chance de seguir. Pero mínima, eh.
A los que el martillo también les dictó sentencia fue a Nicolás Romat (regresa a Huracán), Matías Ballini y Emanuel Molina, dos futbolistas signados por la desgracia.
“Bayo” se perdió casi dos años de fútbol culpa de una doble rotura de ligamentos cruzados de rodilla. Cuando se recuperó, volvió a romperse. Increíble. Atlético respetó su contrato y Ballini su palabra; que a partir de julio iba a buscar un nuevo desafío en otra institución.
Lo del “Mago” es quizás más doloroso. Figura en el Atlético campeón de la B Nacional de Juan Manuel Azconzábal, se rompió los ligamentos en el debut en Primera ante Racing. Al poco tiempo de recibir el alta y cuando ya estaba en ritmo de competencia, le saltó un doping, el cual nunca fue esclarecido, pero que le costó a Molina varios meses más de inactividad.
La betametasona que se le detectó (un analgésico) no llegaba al límite de lo prohibido. Igual pagó, con casi dos años sin jugar, entre lesión y castigo. Atlético tomó la determinación de dejarlo libre. No le renovará contrato.
Si contratar futbolistas resulta a veces una lotería, decirles adiós es lo más parecido a una novela dramática. “Eso es lo complicado del fútbol, lo que no se ve, pero que es necesario. Por suerte tenemos una base importante de jugadores, pero igual hay que rearmar el plantel. Que se conozcan los futuros refuerzos con los futbolistas que a tenemos”, le dice una fuente del Monumental a LG Deportiva. Lo bueno de este Atlético que se viene es que no necesitará de 50 nuevas caras para completar su nómina. Esos años barajar y dar de nuevo con un mazo de cartas completamente nuevo se terminaron en Atlético.