Juan Manzur afronta una semana en la que su enigmático perfil volverá a ponerse bajo revisión. Dos opciones se le abren en las próximas horas: ceder ante las presiones del macrismo y rechazar que el Congreso legisle sobre las tarifas, o aportar sus votos a la oposición para que Cambiemos salga derrotado. De la postura que finalmente tome comenzará a asomar su posición política respecto de 2019.
De no mediar algún hecho excepcional, el gobernador acabará el miércoles en la vereda de enfrente del Gobierno nacional. Ese día, el peronismo ligado a los gobernadores, el kirchnerismo y el massismo pretenden sesionar para imponerle un techo a los incrementos en los servicios públicos. Para la Casa Rosada, esa batalla se convirtió en central en los últimos días, al punto que públicamente el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dijo que confiaba en los mandatarios del PJ y en las gestiones que pudieran hacer antes sus diputados. Peña hizo mención explícita a Manzur, al cordobés Juan Schiaretti, el entrerriano Gustavo Bordet y al misionero Hugo Passalacqua. De estos cuatro, tres se manifestaron a contramano de la intentona peronista en el Congreso. Sin embargo, los representantes justicialistas de esos distritos firmaron el dictamen en comisión contra los tarifazos. ¿Qué hizo Manzur? Fiel a su estilo escurridizo, el tucumano evitó hasta ahora una definición contundente. No obstante, ya hay indicios acerca de cómo jugará.
Si bien no hubo una reunión presencial para “bajar línea” desde la Casa de Gobierno, sí llegaron mensajes a los tres diputados de los que Manzur hace gala. Pablo Yedlin fue el primero en anticipar que acompañará la iniciativa opositora porque, a su entender, la mayoría de los argentinos no puede pagar los incrementos tarifarios. El ex secretario General de la Gobernación, de paso, le aconsejó al Gobierno nacional que no tome como un pecado subsidiar el costo de la energía eléctrica. Los otros dos parlamentarios son José Orellana y Gladys Medina, que responden directamente al vicegobernador, Osvaldo Jaldo. El 1 de mayo el famaillense, en el cierre de un encuentro de artesanos en esa ciudad, ratificó su apoyo a la gestión de Manzur y y presentó al tranqueño como el “conductor” del espacio político. En tanto, Medina es esposa del intendente bandeño Darío Monteros, el jefe municipal más cercano a Jaldo. Como para disipar cualquier duda, Orellana ya anticipó que votará en contra de los tarifazos porque la gente más vulnerable no puede pagar los servicios públicos esenciales. De confirmarse en el recinto esta postura, Manzur obrará totalmente diferente respecto de diciembre, cuando el macrismo también necesitó de los gobernadores para avanzar con la reforma previsional. Esa vez, el mandatario aportó dos votos (Yedlin y Medina; Orellana firmó el dictamen pero faltó a la sesión) y se mostró en una foto apoyando los nuevos ajustes en los haberes jubilatorios. A cambio, la Nación le dio el Pacto Fiscal, con el que se sorteó el pozo fiscal que iba a producirle el pleito por el Fondo del Conurbano Bonaerense.
¿Por qué el cambio de posición del tucumano? Lejos de plantearse esta discusión sobre las tarifas como una cuestión ideológica, en la Casa de Gobierno local entienden que el macrismo no les pagó tan bien luego de haberle puesto el pecho a la antipática reforma previsional. Afirman, incluso, que no hubo ningún “mimo” extra por parte de la Casa Rosada. En paralelo, olfatean que esta coyuntura representa una inmejorable oportunidad política para dar señales hacia el Partido Justicialista, nacional y provincial. Hacia afuera, porque Manzur disfruta de los coqueteos en el rearmado del partido. Lógicamente, si aspira a estar dentro de la rosca final y de que el PJ le quite a Cristina Fernández de Kirchner el rol de oposición a Macri para competir con chances reales en 2019, él y sus pares peronistas deben dar un mensaje claro en ese sentido. Y, hacia adentro, porque cada vez son más las voces que le exigen una definición política acerca de qué rol pretende ocupar el próximo año. Dicho sea de paso, hay quienes se mostraron sorprendidos porque, en los últimos días, el gobernador habló con más firmeza sobre su futuro en sus apariciones públicas y en algunas reuniones privadas. Quizá, esta sea la ocasión para comenzar a ejercer ese liderazgo que le reclama el oficialismo.