Sara Marsh y Nelson Acosta - Agencia DPA
El hombre que probablemente será el próximo presidente de Cuba pertenece a una generación de líderes que ha abogado por la modernización, pero también es un fiel funcionario del Partido Comunista (PC) que no alimenta esperanzas de abrir un cambio político profundo.
Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente cubano, sería nombrado hoy por la Asamblea Nacional para suceder a Raúl Castro, lo que lo convertirá en el primer líder que nació después de la revolución de 1959.
El ingeniero electrónico de 57 años se ha mostrado en sintonía con los tiempos que corren, a diferencia de sus predecesores, que gobernaron la isla por 60 años enfundados en uniformes militares. Cuando era un joven jefe partidario provincial respaldó un centro cultural LGBT en Santa Clara. Como ministro, abogó por una cobertura más crítica en medios estatales y mayor acceso a Internet en una sociedades muy poco conectadas.
Pero Díaz-Canel es un candidato de consenso, que se abrió camino por 30 años siguiendo la línea partidaria en política y economía. En recientes declaraciones, habló de la necesidad de luchar contra el imperialismo, mientras Cuba enfrenta nuevas tensiones con Estados Unidos.
“Hay razones para esperar que sea más flexible”, dijo Arturo López-Levy, analista del gobierno cubano. “Pero no hay evidencia de que abandonará el sistema de partido único o dejará de favorecer al sector estatal por sobre el no estatal”, agregó.
Su margen de maniobra sería limitado debido a que el PC sigue siendo la fuerza política motriz de la isla y continuará siendo encabezado por Castro hasta 2021.