El fiscal federal Pablo Camuña explicó que ahora la pesquisa se dirigirá hacia la ruta del dinero, es decir, dónde volcaba la organización el dinero que obtenía con la venta de droga. “Con seguridad ahora tendremos que analizar el patrimonio de los detenidos”, argumentó el investigador a LA GACETA.
M.P., supuesto líder de la organización, no tendría una vida llena de lujos. Mantener el perfil bajo era lo suyo. Ninguna de las casas allanadas eran mansiones, ni los vehículos secuestrados eran de alta gama, por lo que se sospecha que realizaban transacciones financieras a nombre de terceros.
Logística
Los datos que habrían conseguido los pesquisas es que contaban con el apoyo de personas que adquirían terrenos.
Los que más habrían buscado serían aquellos de pequeños y grandes countries de Yerba Buena y zonas aledañas para pasar desapercibidos. Tampoco se descarta que también se hayan dedicado a la compra y venta de automóviles. El sospechoso de liderar la organización tiene antecedentes por estafas en la compra y venta de vehículos.
A nombre de otros
De los seis vehículos que secuestraron, sólo dos estaban registrados en la provincia, los demás tienen por ahora un origen desconocido.
Este sería un indicio de que los miembros de la banda podrían haber adquirido autos y camionetas en otras provincias y luego los habrían traído a la nuestra.
La compra de bienes es una de las maneras más efectivas de hacer ingresar el dinero ilegal al mercado financiero.
Normalmente, los narcos tienen un ejército de personas que adquieren vehículos y terrenos a su nombre y le entregan documentación al verdadero comprador (tarjeta azul y boletos de compraventa) para que ellos los manejen y no tengan problemas.
A cambio reciben una paga mínima. Si compran una propiedad de U$S 3.000, reciben a lo sumo U$S 300 por el servicio prestado.