La historia de la familia Calliera está marcada por dos tragedias aéreas. La última se registró en la mañana de ayer, cuando los hermanos Álvaro y José Calliera fallecieron después de que la avioneta en la que viajaban se estrelló en la zona de El Naranjo, por causas que hasta ahora no fueron determinadas.
El padre de las víctimas falleció hace casi 41 años en un accidente de características similares. El viernes 4 de noviembre de 1977, el empresario tucumano Aldo Calliera viajaba en un avión privado desde Tucumán con destino a La Rioja. Sin embargo, el aparato se estrelló al final de una quebrada, a una altura de estimada de 1.500 metros, sobre una ladera de la sierra de Guayamba, en Catamarca.
Calliera padre tenía 40 años cuando murió en un paraje de difícil acceso terrestre. El rescate pudo hacerse cuatro días después a lomo de mula.
Quiénes eran las cuatro personas que viajaban en el avión que se estrelló en El Naranjo
En aquel fatídico vuelo viajaban cuatro personas: Atilio Enrique Montechiarili (piloto) con domicilio en Buenos Aires, Liliana Zapelli (residente de Misiones) y Calliera y Pedro Alberto Castro, ejecutivos de una empresa tucumana de bebidas gaseosas. Todos murieron en el accidente.
En la ladera del cerro
El lugareño Raúl Barrientos encontró los restos del avión en las serranías del Ancasti. “Sobre la ladera del cerro ha caído un avión blanco con franjas anaranjadas”, avisó a la Policía.
Video: El Naranjo, el pueblo que se movilizó para hallar el avión accidentado
El hombre dijo que buscaba unos animales perdidos en la cumbre del cerro, a unos cinco kilómetros del puesto “Las Trillas”, donde reside. “He visto el avión en la falda del cerro caído y como si estuviera quemado... me asusté mucho y vine a dar aviso”, comentó en declaraciones al diario La Unión de Catamarca.
El avión en el que se estrelló Calliera padre era un Aero Commander LV-HLE, bimotor de seis plazas, al mando del piloto bonaerense. La máquina había arribado a Tucumán procedente de Misiones para luego seguir viaje a La Rioja. La aeronave pertenecía a la firma procesadora de jugos cítricos “Citex”, relacionada con la empresa embotelladora local, que integraban Calliera y Castro.
“No se puede descartar que hayan tenido problemas de visibilidad”, dijo el presidente del Aero Club
En aquel tiempo, algunos técnicos comentaron que como consecuencia de la poca visibilidad, el aparato habría descendido en vuelo a menor altura, por un valle ubicado entre los cerros Ancasti y Ambato. De esa manera se habría enfrentado sorpresivamente a una ladera de la montaña. Esa hipótesis se sustentaba en la capacidad operativa de la aeronave, estimada entre 4.000 y 5.000 metros de altura como máximo.
Apostillas
Una pausa.- El juez federal Daniel Bejas dio por terminada la búsqueda a las 18.50 de ayer. Explicó que hasta ese momento no se había encontrado ningún sobreviviente y que los cuerpos encontrados serán identificados a través de pericias genéticas.
El piloto había cumplido el protocolo, según la Empresa Argentina de Navegación Aérea
Guardia.- Antes de que finalizara el operativo de rescate, se confirmó que todos los trabajos quedarán a cargo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Esa fuerza cuenta con la colaboración de Gendarmería Nacional, Policía Federal y de la provincia. Todos los hombres llegaron con equipos especiales para pasar la noche en el lugar.
Colaboración.- Enterados de la tragedia, los habitantes de la localidad El Naranjo se dirigieron hasta la finca para colaborar. Muchos de ellos llegaron hasta el lugar, pero la gran mayoría se quedó en las cercanías porque se les hizo entender que entorpecerían los trabajos de rescate. Un hombre llegó con bidones de agua para que las personas que estuvieron en el operativo se hidrataran.
Dolor.- Los familiares de los ocupantes de la avioneta se reunieron primero en el Aero Club para tratar de conseguir información sobre sus seres queridos. Luego se trasladaron hasta El Naranjo para tener mayor información. Allí tuvieron contacto con los responsables del rescate, quienes les pidieron que retornaran a sus hogares, puesto que el trabajo continuará hoy.
Un problema.- La falta de señal fue el principal enemigo de los rescatistas. Por momentos, según confiaron varias fuentes, ni con radios podían comunicarse aquellos que habían viajado hasta el lugar donde se precipitó la nave. También resultó dificultoso hablar a través de los celulares, ya que la señal desaparecía o era muy débil.