LIMA.- Entre viernes y sábado de la próxima semana se celebrará en la capital de Perú la octava Cumbre de las Américas. La reunión de jefes de Estado y Gobierno de los países de América se realiza cada tres años “para debatir sobre aspectos políticos compartidos, afirmar valores comunes y comprometerse a acciones concertadas a nivel nacional y regional”, describe la propia organización del evento.
Se trata de una cita que busca “hacer frente a desafíos presentes y futuros que enfrenten a los países de las Américas”.
Perú, en su calidad de anfitrión de VIII Cumbre de las Américas, propuso como tema central para este año el tratamiento de los efectos de la corrupción en la institucionalidad democrática, la gobernabilidad y los objetivos de desarrollo sostenible adoptados por la comunidad internacional en la Agenda 2030, a la luz del andamiaje normativo internacional existente.
En los últimos días se han producido cruces entre los organizadores y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Mientras el gobierno de Perú ratificó la decisión de retirar la invitación a Maduro, acusándolo de prácticas antidemocráticas, el venezolano dijo que, no le interesa asistir porque es “una pérdida de tiempo”.
Antecedentes
La primera Cumbre de las Américas fue en Miami, Estados Unidos, en 1994. Bill Clinton, entonces presidente de Estados Unidos, fue el anfitrión. Le siguieron las de Santiago (Chile), Quebec (Canadá), Mar del Plata (Argentina), Puerto España (Trinidad y Tobago), Cartagena de Indias (Colombia), Ciudad de Panamá (Panamá).
Las dos últimas ediciones de la Cumbre de las Américas -Colombia 2012 y Panamá (2015) culminaron sin una declaración conjunta final y es probable que en Lima ocurra lo mismo. Pese a esta falta de compromisos escritos, el saldo positivo de estos encuentros es que permiten conocer la posición de los países respecto de distintos temas, por ejemplo para que el Grupo de Lima, los 12 países de la región que cuestionan abiertamente al régimen de Maduro en Venezuela, retome liderazgo en el tema.
Sin duda, el tema de la seguridad de los mandatarios o sus delegados es una prioridad para los organizadores. Aparentemente, la delegación con mayor custodia será la del presidente estadounidense Donald Trump.
El Congreso peruano autorizó el ingreso de 568 militares estadounidenses, que estarán a cargo de la seguridad de Trump, y que llegarán a Perú armados y con dos helicópteros. El cuerpo estará integrado por 114 miembros del Ejército y 454 miembros de la Fuerza Aérea estadounidense, quienes permanecerán 18 días en el país.
El legislador izquierdista Wilbert Rozas se opuso a su aprobación y preguntó por qué se tenía que permitir el ingreso de militares extranjeros, ya que consideró que las Fuerzas Armadas peruana están capacitadas para brindar seguridad a la cumbre. (Télam-DPA)