ACTÚA HOY

• A las 22 en Fuera de Foco, Espacio de Arte (Mendoza 2.062).

Pelos rojos, ropa de cuero abierta, zapatones y nariz de payaso (ambos negros). Así se presenta Volantín (Bernardo “Mikicho” Brunetti) en escena, para representar “La huesuda”, donde interpreta a la muerte que lleva a los elegidos a “un lugar donde no existe el tiempo, el espacio, las guerras ni el odio, pero tampoco el amor existe”. ¿Qué queda entonces?, le pregunta LA GACETA al actor, que contesta: “el teatro”.

El personaje le ronda desde hace más de dos décadas, cuando hizo de La Muerte en “Los casos de Juan el Zorro”, de Bernardo Canal Feijoó. En 2000 mutó a una estética rock pop con un grupo de payasos en el Proyecto Móvil Teatro, hasta que derivó en “La huesuda”, tras cinco años de trabajo, donde es dirigido por Sergio Gatica. La obra se verá esta noche, a las 22, en Fuera de Foco. Luego habrá una performance con las artistas peruanas Lorena Lo Peña y Cecilia Vilca (ver “Mandatos...”).

Todo lo que rodea a su propuesta destila un humor negro “que adquiere aspectos de ferocidad y crudeza inigualables, y que actúa sobre la seguridad del espectador para conmover sus fundamentos, ya que penetra en todas partes, no teme ni respeta a nadie, y pone en ridículo todo lo que es grande, famoso o misterioso”, explica el actor acerca de un tema habitualmente silenciado.

“Mi obra se construye a partir de este personaje y su relación con el público, y cambia de función en función según cómo reacciona. La obra no sólo queda a cargo del payaso, sino que los espectadores también son responsables de su construcción, con su presencia y sus textos, porque está pensada desde lo perfomático. La propuesta es salir de la típica muerte, casi siempre actuada en clave de drama, y llevarla al campo del humor. A la aridez intelectual y racional, se le contrapone un juego cómico irracional que es un antídoto irónico a la soberbia de la razón esteticista, cuyo representante más conocido es el fascismo”, alerta.

La música juega un rol determinante en la puesta, como derivación de los gustos personales del artista: “el rock es parte de un movimiento amplio que incluye todas al artes y las distintas filosofías contemporáneas, y sigo inmerso en ese universo en constante expansión que es el arte contemporáneo”.

Brunetti se formó en Tucumán (estudió la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Artes de la UNT), aunque está radicado en Jujuy desde hace años. A partir de su itinerancia (más numerosas y extensas giras artísticas), deduce que el tratamiento de la muerte en la sociedad depende de la región donde se viva, de las diferentes épocas y de las distintas clases sociales. “Antes de las salas, el velorio se realizaba en la casa del muerto, donde se comía, se bebía y se contaban chistes entre los sectores trabajadores, no así en la clase media y la aristocrática donde reinan la pompa y la gravedad. Hay más miedo a lo desconocido que solemnidad. Es uno de los grandes temas del teatro que se resiste a ser representado. Por eso es actuado por un payaso, el que es poesía en acción al decir de Arthur Miller, y que genera una poética determinada que se constituye por la geografía, el habla, lo político, lo social, lo económico, lo cultural, la educación, el arte y el modo en que nos relacionamos con la personas y el mundo desde el lugar donde vivimos y morimos”, afirma.

Expresa además que su obra encierra un homenaje a los distintos grupos que integró como Propuesta (con Oscar Nemeth, Beatriz Lábbate, Sergio Aguilar, Jorge Sarmiento y Ricardo Sobral); La Murguita de Pepino el 88; y su actual La Hilacha. Acerca de la asistencia de público a las salas en este momento, advierte: “en épocas de crisis, el primer gasto que se recorta es el destinado a la cultura; pero hay que sobrevivir y es algo que nosotros lo sabemos hacer con mucho arte”.