Esta columna es mundialmente conocida como “Panorama Tucumano”. Esta columna es una institución que tiene casi 60 años. Más antigua aún si se cuenta cuando se publicaba con otros nombres, como por ejemplo “Movimiento político”, que era anterior al primer gobierno de Perón.
El 80% de las instituciones públicas y privadas que conocemos, sino más, no existían cuando nació este espacio de debate político, social y cultural. Esta columna es cosa seria. No son muchas las mujeres y los hombres que fueron mencionados en este espacio. Y por eso debe honrarse. Aquí no se bromea. “Aquí no se jode”, como dicen ahora.
Incluso, si el gobierno provincial llegara a parecer una banda de pandereteros desorientados, aquí no debe perderse la calma y la cordura.
Es por eso que no fue gracioso cuando dijimos hace un par de semanas que el gobernador Juan Manzur ya debería haber creado la Dirección General de Planos, puesto que conduce la administración que más proyectos ha mostrado en el último siglo, sin haber comenzado uno solo. Todo un récord. Entonces, cabe la pregunta: ¿dónde se guardan todos esos planos? Diques, autopistas, estadios, centros cívicos… Sólo falta el de Charlie y la fábrica de chocolate.
Trabajando fuerte
Tampoco se puede hacer chistes con la violencia social que no deja de aumentar, mientras crece la brecha entre ricos y pobres a pasos de Gulliver. Nadie, nunca. Pero, como sostiene el actor y ácido comediante británico Ricky Gervais, como el humor es la mejor forma, la más inteligente, de transitar por las tragedias que nos lastiman, no podemos menos que reír, a carcajadas, cuando escuchamos al presidente subrogante de la Legislatura, Fernando Juri, afirmar: “sin duda alguna estamos trabajando”. Lo dijo en serio, no fue broma, en referencia a la nueva ley que aprobaron imponiendo la prisión preventiva para el motoarrebato, entraderas, escruches y demás delitos “populares”. Burda demagogia para calmar a cierta clase media exaltada, que exige soluciones rápidas y a cualquier precio, para el egoísta micro mundo que la rodea.
Cómo nos vamos a reír también cuando dentro de dos años, máximo que puede tener una preventiva, tengan que soltar a todos esos muchachos que fueron juntando odio y perfeccionando al máximo las técnicas delictivas mientras estuvieron hacinados como cerdos en la mejor escuela del crimen: la cárcel.
“Sin duda alguna estamos trabajando”. Después del mediodía, habría que agregarle. Hagan un cuadrito con esa frase.
Apenas un parche al síntoma, mientras el cáncer sigue avanzando.
Cuadrito con indeleble sello alperovichista. “Estamos trabajando fuerte”, repitió hasta el sopor José Alperovich durante 12 años. Fuerte para incrementar los homicidios, por ejemplo. Fuerte para que exploten las cloacas por toda la ciudad. Fuerte para que falte agua potable en las cañerías pero se inunde la provincia con la primera lluvia. Fuerte con la soja, fuerte con los arándanos, fuerte con los limones, los countrys y los edificios. Fuerte con la pobreza extrema que no baja del 30% hace 40 años.
Alfaro busca el Guinness
Trabajando fuerte como el intendente Germán Alfaro, otro ejemplo de cosa seria, que no descansa en su intento por entrar al libro Guinness como la ciudad con el peor tránsito del Hemisferio Sur. Las calles están destruidas, pero es culpa de la SAT, dice Alfaro. El centro es un peligro para los peatones y los ciclistas, culpa de la SAT. No hicieron un metro de ciclovías ni una cuadra de nuevas peatonales, ni parques, ni plazas, culpa de la SAT. Los ingresos a la capital son una mugre, sin un solo letrero digno, culpa de la SAT. El Mercado del Norte es una cloaca insalubre y horrible, culpa de la SAT. Encima, el único proyecto que repite Alfaro cada vez que le preguntan es el de reflotar el ruinoso Palacio de los Deportes, para meter más hormigón, autos y tránsito a este moribundo pulmón verde de la ciudad. A propósito del parque, ya ni siquiera allí se puede andar en bicicleta sin correr riesgo de ser atropellado por autos y motos que corren a 100 km por hora.
Desde el monte de los olivos
Cómo será de duro que están trabajando que casi de lo único que hablan los operadores políticos es de 2019, como si no hubiera problemas en Tucumán. Y de las aceitunas de Manzur, que son muy buenas. El gobernador ha logrado colocar sus aceitunas en las góndolas de todos los supermercados, rotiserías y almacenes. Esto no es broma, son muy buenas esas aceitunas. Por lejos, es lo mejor de la gestión de Manzur.
Los resultados siempre son buenos cuando uno le dedica tiempo y esfuerzo. Por eso cuentan que casi ningún fin de semana Manzur se queda en Tucumán. Viaja personalmente a Cuyo para ver cómo crecen sus olivos. Con tanto tiempo y esfuerzo dedicados los resultados no pueden ser malos.
Mañana será el penúltimo Domingo de Ramos que tendrá Manzur como gobernador para saludar al burrito con una ramita de olivo. El último será en 2019, ya en plena campaña, y nadie se anima a firmar hoy si habrá burrito en 2020 para Manzur.
La pelea nunca es hoy, siempre es mañana. Como sostiene el periodista Federico van Mameren, el problema de nuestros políticos es que nunca están pensando en hoy, en los dramas urgentes que hay que resolver ahora, sino que siempre tienen la cabeza puesta en las próximas elecciones.
Sólo suspenden sus conspiraciones políticas cuando estalla una bomba, como ahora que hubo 38 homicidios en los primeros dos meses y medio del año, entonces el gobierno y la Legislatura intentan mostrar que hacen algo, como hicieron con esta nueva ley anunciada con toda la música, pese a que ya existía una norma similar pero no se aplicaba. En la jerga política suele decirse “para la gilada”.
Las energías reales están puestas en las elecciones del año que viene. Los pobres van a seguir estando, el nivel de exclusión que hay en Tucumán nos garantiza varias décadas de inseguridad, las cloacas explotadas van a terminar siendo parte del paisaje y así con cada uno de los problemas estructurales que tiene la provincia, que lenta pero implacablemente avanzan.
“A Juan lo están acostando”, sostiene un operador manzurista, en referencia al recrudecimiento del crimen. Lo cierto es que en dos años y medio Manzur no ha podido construir el manzurismo. Hay alperovichismo, hay jaldismo, pero no existe el manzurismo. Los últimos cambios que hizo en el gabinete apuntaban a eso, pero le están saliendo mal.
La supuesta reforma política que impulsa Manzur es una amenaza velada para Osvaldo Jaldo y Alperovich. Apunta a debilitar sus territorios. Por ahora es sólo un amague. Se eliminarán partidos pero siguen los acoples. La misma pantomima que se hizo cuando se derogó la Ley de Lemas y se crearon los acoples, que prostituyeron mucho más las elecciones. Sin boleta única y con acoples ilimitados el festival de Pymes electorales sigue saludable.
Sin embargo, es una señal fuerte para Alperovich y Jaldo, de que Manzur estaría dispuesto a avanzar más “si lo siguen acostando”. No para fortalecer la democracia y las instituciones o mejorar la representatividad del voto, no vaya a ser ingenuo, sino esta columna sería una broma. Sino para decirle a sus rivales: “o es conmigo o no será nadie”.