Al terminar al partido, en la llamada “zona mixta” las declaraciones de todos los jugadores mostraban puntos de contacto. El primero tenía que ver con el esfuerzo realizado. “Hicimos un buen partido; mejoramos la imagen que traíamos”, destacó Favio Álvarez. Agregó que el equipo está preparado para jugar o para “meter”, lo que sea que el partido proponga.
“El desgaste que hicimos fue grande; recuperamos la esencia y esto nos sirve para tener de nuevo confianza y llegar de la mejor manera a los partidos contra Independiente y contra Peñarol”, afirmó, por su parte, Yonathan Cabral.
A partir de lo que el equipo mostró dentro de la cancha podría interpretarse que se recuperó la intensidad perdida durante los últimos partidos. Pero los jugadores coinciden en que resulta necesario redoblar los esfuerzos. “El desgaste de lo que generamos en el primer tiempo se sintió en el segundo”, explicó Nery Leyes.
El equipo rival también juega, y cuando tiene los jugadores que tiene Boca, tal jerarquía también resulta determinante. “Teníamos que hacerles un partido incómodo; lo manejamos bien, pero no pudimos liquidarlos” dijo, resignado, Álvarez.
Traer la presa lastimada, sin haberla rematado, a la puerta de la casa siempre resulta peligroso. Atlético decidió correr con ese riesgo y lo pagó caro en el minuto 91, con el tanto de Walter Bou. El gol era una posibilidad, y ocurrió. Los jugadores lamentaron que se hayan escapado dos puntos, por no haber podido concretar cada contragolpe que tuvieron frente a Agustín Rossi. Pero más lamentaron el arbitraje. La mayoría sintió que todas las jugadas divididas se resolvían en favor de Boca. Y también el gol anulado, que significaba el 2 a 0. “El gol era lícito. Boca es el puntero de la Superliga, no necesita ayuda. El arbitraje fue malo” sentenció Leyes.