En un partido cargado de emociones, el árbitro Darío Herrera quedó en el centro de las miradas cuando, a falta de 10 minutos para el cierre del partido tomó dos decisiones que cambiaron el resultado del partido
La primera jugada polémica ocurrió a los 35 minutos del segundo tiempo, cuando Emanuel Reynoso enganchó en el borde del área y Favio Álvarez le cometió un claro penal que el juez no sancionó.
Seis minutos más tarde, a los 41 y con la ayuda del juez de línea, Herrera sancionó un fuera de juego que podría haber sido el 2-0 de los tucumanos. Una pared entre Guillermo Acosta y Alvarez dejó al cordobés mano a mano con Agustín Rossi. Sin embargo, toda la acción fue invalidada por una inexistente offside del "Bebé".