La sequía que afecta a gran parte de la región agrícola argentina desde principios de año llevó a nuevos recortes en la producción esperada de soja y maíz, y a estimar en unos U$S 4.650 millones las pérdidas para la economía del país, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
La falta de precipitaciones durante ciclos claves de desarrollo de dichos cultivos, en especial los correspondientes a los sembrados en etapas tardías, redujo en 24 millones de toneladas la estimación de producción de ambos cultivos desde las primeras previsiones de la entidad, a fines del año pasado.
A esta cifra se llega con el recorte de 6,5 millones de toneladas en soja hasta las 40 millones (desde los 54,5 millones de la primera estimación) y las tres millones de toneladas de maíz hasta los 32 millones (desde 41,5 millones).
La entidad calculó las pérdidas económicas totales en U$S 4.650 millones, de las cuales U$S 1.550 millones corresponde a las pérdidas directas al sector productor y los restantes U$S 3.100 millones a las actividades vinculadas con éste, como los sectores de transporte, maquinaría, construcción y demás. Esa cifra representaría 0,7% del Producto Bruto Interno (PBI) de U$S 639.000 millones previsto por el FMI para Argentina en 2018.
Desde la entidad sostuvieron que a partir de las mermas en la producción, la Argentina perderá divisas por potenciales exportaciones por U$S 5.200 millones, ya que se calculó que con la disminución de 15 millones de toneladas previstas del poroto, la industria no contaría con 11 millones de toneladas para crushing y obtener un saldo exportable de 2,3 millones de toneladas de poroto, 1,5 millones de toneladas de aceite y 8 millones para harina de soja.
A pesar de la suba en los precios impulsada por la sequía argentina, tanto en los mercados nacionales como internacionales, “no han logrado compensar la menor producción del sector agrícola en su conjunto, redundando en una pérdida de ingresos respecto a las expectativas con las que se encaró la siembra 2017/18”.
Según la entidad, el precio de la soja a cosecha en el Matba aumentó 15% desde el momento en que el productor tomó la decisión de sembrar, en tanto que el maíz subió 20%, mientras que el promedio nacional de rindes está proyectado 20% por debajo de las estimaciones iniciales de la campaña para la oleaginosa y 25% abajo en el caso del maíz.
Así, “a pesar que las erogaciones del productor resultan menores en algunos rubros como fletes (se transporta menos mercadería) o servicios de cosecha (ya que aumentó la superficie perdida), esto no es suficiente para revertir la caída en los márgenes que significa la disminuida productividad. La rentabilidad neta esperada merma en todos los casos”, explicaron. (Télam)