Desde un primer momento, Fabián Barrionuevo sospechó que en el crimen de su hija. Gisella Tatiana Barrionuevo Núñez, de 17 años, estaban involucrados transas y otros individuos del mundo de la droga. Pues la joven, según admitió el hombre, era adicta y se encontraba con frecuencia con esas personas. Ahora la presunción se consolida.
A dos días de que a Gisella se la encontró sin vida en una finca cañera próxima a Santa Lucía, con signos de haber sido agredida, la Policía logró la aprehensión de dos transas que pertenecían al círculo de allegados a la muchacha y conocidos respectivamente como “Negro De la Vega” y “Lulo”.
Uno de ellos, de unos 32 años, fue señalado como novio de la víctima. En las casas de estos se practicaron allanamientos que arrojaron resultados que alientan un inminente esclarecimiento del hecho. Los pesquisas secuestraron ropas con rastros de sangre, que se tratará de determinar si corresponden a Gisella. Al menos las vestimentas halladas fueron reconocidas por sus parientes como pertenecientes a la víctima.
Las pericias confirmaron que Gisella murió estrangulada y creen que no fue abusada
También se secuestraron unas 10 garrafas y varios celulares que serían elementos que jóvenes roban para cambiar por dosis de droga. Todos los elementos reunidos, más los aportes testimoniales brindados por los padres de la víctima, comprometen seriamente a“Lulo” y al “Negro de La Vega”, ahora principales sospechosos del homicidio.
Los investigadores también tratan de dar con un tercer hombre que también estaría involucrado en el hecho. Los allanamientos practicados en la noche del jueves y la mañana de ayer fueron requeridos por el fiscal Jorge Carrasco, del Centro Judicial de Monteros, y autorizados por el juez de Menores y en lo Penal, Mario Velázquez.
“Con las medidas practicadas hemos avanzado bastante para tratar de esclarecer este crimen. Hay pruebas muy comprometedoras contra los aprehendidos. De todos modos seguimos tratando de reunir más elementos incriminatorios”, dijo Carrasco a LA GACETA.
Aclaró que no sólo se está interviniendo en el círculo de allegados de la víctima, sino que también lo están haciendo en otros entornos. Gisella había salido de su casa, ubicada en España 997 del barrio Ibatín de Monteros, en la tarde del viernes anterior. Se cree que entonces se fue directamente a encontrarse con sus supuestos amigos. Poco o nada se sabe de las horas previas a su muerte. Algunas filmaciones de cámaras de seguridad podrían brindar algunas pistas. Las pericias forenses determinaron que la joven fue estrangulada.
“Se le practicó una fuerte presión en el cuello y además recibió varios golpes en el cuerpo”, informó el fiscal Carrasco. El representante del ministerio público dijo que hay indicios de que Gisella no fue asesinada en el lugar en que fue encontrada, sino en otro alejado. Es que se encontraron rastros que indican que su cuerpo fue arrastrado.
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El fiscal, aunque admitió que el móvil del hecho aún es un misterio, planteó su propia deducción de lo que pudo haber pasado. Y lo hizo en base a los datos que posee. En primer lugar no cree que la muchacha haya sido asesinada por cuestiones vinculadas con la droga. Más bien sospecha que habría sido víctima de un drama pasional.
“Se sabe que uno de los aprehendidos era novio de la chica y que tiene antecedentes de haberla golpeado ya en una ocasión. De ahí que suponemos que estuvieron en una fiesta y en medio de los excesos se habría agitado la hostilidad del novio por cuestiones de celos. Y entonces se produjo la tragedia”, conjeturó Carrasco.
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Los forenses estimaron que el deceso de la muchacha se remontaría al lunes pasado. Pero es probable que haya sido antes en razón de que hay factores climáticos y otros externos que perturban la determinación exacta del día de la muerte.
Del padre
“Los dos detenidos, y otro más, son los tipos que no le permitieron a Gisella recuperarse. No la dejaban en paz. La buscaban y le daban porquerías. No creo que mi hija vendía. Sí sé que era adicta y trató de recuperarse”, dijo Barrionuevo. “Es bueno que la justicia y la policía trabajen como lo están haciendo. Es que estos tipos son una desgracia para los jóvenes. Los envenenan”, remarcó.
Ratificó que en Monteros, como en otras ciudades, “se vende la droga como caramelos. No sé si en esto habrá gente cómplice, pero no sólo aquí, sino en muchas partes, los narcos trabajan con total impunidad” se lamentó.