No tenía margen para el error. River llegaba golpeado al superclásico. Está decimoctavo en la Superliga, a 23 puntos de Boca, el cómodo líder. Sin ninguna chance de pelear por el título y muy lejos de los puestos de clasificación para las copas Libertadores y Sudamericana. Y por si esto fuese poco, no venía funcionando como equipo y varias de sus figuras llegaban lejos de su mejor nivel. El “Millonario” no podía fallar en esta definición mano a mano con el rival de toda la vida para definir la Supercopa Argentina. Y, una vez más, el equipo de Marcelo Gallardo sacó a relucir ese plus que tiene en las definiciones claves.
En Mendoza aparecieron los jugadores de experiencia. Franco Armani fue la figura, sacando pelotas que tenían destino de gol; Rodrigo Mora fue pura entrega, aportando en ataque y dejando todo en cada balón que fue a disputar; el “Pity” Martínez mostró un juego punzante, marcó el primer gol y participó en el segundo; mientras que Ignacio Scocco ingresó desde el banco y a los tres minutos marcó el 2-0.
El “Millo” consiguió el envión anímico que necesitaba para enfocarse con todo en su participación en la Libertadores. Una vez más quedó demostrado que poco importan los antecedentes. River se consagró campeón, consiguió aire y salvó un semestre que se perfilaba para el olvido.