Mientras en la Sala III de la Cámara Penal se pasaba a un cuarto intermedio por el crimen de Paulina Lebbos, en los pasillos de Tribunales uno de los imputados, el ex subjefe de Policía de Tucumán, Nicolás Barrera, estallaba en llanto.
"López Ávila me cagó la vida. Ando viajando en colectivo porque me dejó sin nada", gritaba desaforado ante los medios.
"El daño que me ha hecho este hombre (por López Ávila) me lo tiene que pagar. Me metió en un hecho que no tengo nada que ver", siguió.
Luego de tomar una pastilla para calmar sus nervios, Barrera continuó: "López Ávila me quería enquistar por una llamada telefónica por las pistas de los "hijos del poder". ¿Qué es lo que tenía que demostrar el fiscal? ¿Que es el mejor fiscal del mundo?; es una porquería", cerró el imputado.
Su abogado, Gustavo Carlino, trató de calmarlo diciéndole que estaba arruinando cuatro años de trabajo. Después, el mismo Carlino se emocionó en la audiencia cuando se retomó por lo sucedido.
Nicolás Barrera no puede estar presente en la audiencia hasta que no declare Hugo Sánchez, también imputado.
Una vez que termine la declaración de Sánchez, llegará el turno de Barrera, quien según los policías de Raco, él dio la orden para que se asentara que había sido la Policía la que encontró el cadáver de Paulina tras un rastrillaje, cuando en realidad había sido hallado por dos baqueanos.