La reunión que acordaron tener, esta semana, el ministro de Seguridad de Tucumán, Claudio Maley, y el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, es consecuencia de la decisión de este último de equipar a la guardia urbana de esa ciudad con armas no letales. “Hoy, la inseguridad es una cuestión terminal”, declara el jefe municipal, en vísperas del encuentro y en explicación de su resolución.
Desde hace dos semanas, los guardias de ese distrito cargan escopetas que disparan postas de goma que viajan a una velocidad de unos 495 pies por segundo. Eso equivale -por ejemplo- a un golpe de puño, en el pecho, de unos cuatro kilogramos fuerza. No se recomienda que sean usadas a una distancia menor a 12 metros.
La conveniencia, o no, de incorporar ese armamento ha sido motivo, por estos días, de un intercambio de opiniones entre Maley y Campero. “Enfrentamos una realidad que ha excedido todas nuestras teorías. Ante esto, se puede estar de dos lados: o ser parte de la solución, o ser parte del problema. He elegido hacerme cargo. Soy consciente de que he agarrado una brasa. Pero la exigencia de los vecinos a los gobiernos municipales es amplia, en comparación con décadas anteriores. Nos presentan nuevos desafíos”, razona Campero.
De hecho, dice que antes de fin de año planea duplicar la cantidad de vigías (ahora son 60), y que su objetivo final es contar con una dotación de unas 400 personas para mediados de 2019. “En Yerba Buena, ocurren entre siete u ocho casos, por día, de inseguridad. No puedo mirar hacia otro lado. Los ciudadanos van a buscarme a mi casa; a pedirme que haga algo”, añade.
Los vigías visten remeras y boinas negras y pantalones camuflados. Están protegidos con chalecos antipunzantes. Recibirán, además, elementos de comunicación y gases paralizantes. Fueron entrenados por docentes de las facultades de Derecho y de Filosofía de la Universidad Nacional de Tucumán, de acuerdo a lo informado por la Secretaría de Seguridad de la intendencia. Derechos humanos, derecho penal y técnicas de comunicación y de expresión fueron algunas de las temáticas impartidas. En cuanto a lo práctico, dijeron que hubo formadores provenientes de la Escuela de Policía y del Cuerpo Especial de Rescate y Operaciones (Grupo Cero) de la provincia. También les dieron clases de jiu-jitsu, que es un arte marcial japonés.
Otro argumento al que acude Campero es que no puede contar con la Justicia. “Liberan a los sospechosos en el mismo minuto en el que los entregamos. Tenemos que presionar a los fiscales para que hagan su trabajo. Los delincuentes se la llevan gratis. Para ellos, el costo es cero. Esa es una de las causas por las que no logramos disminuir el índice delictivo. Te apuntan, te roban y no les pasa nada”, opina. Luego, el jefe municipal aclara que tiene “buena” relación con la Policía, y que no se imagina por fuera de ese esquema.
- ¿Con qué fondos ha financiado la creación de la guardia?
- Con recursos municipales, en su totalidad. La Nación no ha enviado dinero.
- ¿Qué funciones cumple este cuerpo?
- Esta guardia viene a generar orden en la vía pública; no a disparar. Actuará para prevenir el delito y en flagrancia.
- Una de sus promesas de campaña fue remodelar las comisarías. No lo ha hecho todavía.
- Nosotros cooperamos con la Policía. Ellos son quienes definen las prioridades. Han preferido que les entreguemos vehículos, entre otros elementos.
La tendencia
A mediados del año pasado, el Concejo Deliberante de esa ciudad aprobó, por unanimidad, la creación de la guardia que actualmente circula por las calles centrales. Entre los requisitos para integrar ese cuerpo, figuraba tener 25 y 39 años; haber completado el secundario; poseer licencia de conducir; no tener antecedentes penales y no haber sido destituido de fuerzas policiales, de seguridad, militares o de la administración pública. La convocatoria se hizo en agosto.
Meses después, con el proyecto más avanzado, Campero mantuvo una conversación con el secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco. Coincidieron -cuenta- en que se impone una “nueva lógica” respecto a los cuerpos de vigilancia municipales.
La semana pasada, Maley había dicho que iba a analizar el caso de Yerba Buena, puesto que ninguna de las jurisdicciones municipales estaría autorizada a usar armamento, aunque se trate de pistolas de baja letalidad. Desde su perspectiva, los vigías ciudadanos deben brindar asistencia y acompañamiento; no portar un elemento “contundente o agresivo” para la sociedad.
Características de las armas municipales
Disparan postas de goma que viajan a una velocidad de 495 pies por segundo. Equivale a un golpe de puño en el pecho.
Las balas de goma son propulsadas por anhídrido carbónico en vez de pólvora.
En las especificaciones, se indica que producen un efecto disuasivo; paralizante. Generan un dolor intenso, pero no daño.
Los modelos más baratos se consiguen en Mercado Libre desde los $ 9.000. Están reguladas por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC).