Por varias razones, el de ayer no fue un partido para que los refuerzos de Atlético comiencen a lucirse. Augusto Batalla y Nery Leyes fueron los únicos (de cinco contratados en este mercado de pases) que estuvieron en condiciones de jugar y pese a que lo hicieron desde el arranque, no fueron factores determinantes en el triunfo ante Temperley.
Ambos aprobaron, como todo el equipo, dentro de un partido perfecto. Sin embargo, tuvieron poco contacto con la pelota. En el primer tiempo, cuando el juego casi que terminó decidiéndose, los dos tardaron bastante en tocar la bola.
Quizás porque los sectores donde estuvieron no formaron parte del circuito por donde se jugó el partido: la media cancha y el área de Atlético. El equipo de Ricardo Zielinski atacó sin piedad y de todas las maneras: saliendo desde atrás, con pelotazos precisos a Mauricio Affonso (la figura) y hasta de contra, como llegaron dos de sus tres goles. Todo en alta velocidad que hizo que Leyes -con un extraño dorsal número 38-, no pueda tocar demasiado la pelota.
Con Temperley maniatado, mucho menos la tocó Batalla que la recibía cuando se la pasaban los defensores. Aún así se las ingenió para mostrar sus virtudes.
Primero, su potencia para pegarle a la pelota y hasta su precisión. A los 35, habilitó de arco a arco a Luis Rodríguez que no pudo controlar pero si lo hacía, quedaba mano a mano. Casi como quedó Ezequiel Montagna en el segundo tiempo y que obligó al ex River a una atajada espectacular que hizo acordar a Cristian Lucchetti y evitó el descuento de Temperley que ya perdía 0-2.
Leyes también vivió su mejor momento en el complemento cuando empezó a asociarse más seguido con su compañero de círculo central, Rodrigo Aliendro. Algunos recuperos y otros pases le dejaron un mejor sabor.
Para ambos, no fue un debut increíble pero sí bastante correcto.