Conocido es el villano que enfrentó a Batman, Harvey Dos Caras. El hombre trabajaba como fiscal e incluso a la par del murciélago pero en un accidente, la mitad de su rostro terminó quemada. A partir de ahí, la dualidad de su comportamiento se bifurca en un Harvey “bueno” y otro “malo”. ¿Y qué tiene que ver un joven tucumano, criado en el gran barrio de Villa Amalia, con un personaje ficticio de DC Comics? Quizás el éxito de estas tiras sean el poder de identificación que generan y aunque a esta altura ya sea obvio, Leandro Díaz ayer firmó su contrato con Atlético para ser el cuarto refuerzo. Lo hizo por él y por todas las caras que puede ofrecer (y que ya ha ofrecido) dentro y fuera del campo.
Así parece haber sido en gran parte de su carrera y en su primer y único ciclo en Atlético, entre 2014 y 2015. Por un lado, con coraje, calidad técnica y la capacidad de hacer goles importantísimos en partidos calientes. Por el otro, con expulsiones ingenuas y comportamientos extraños. Las dos caras, bien a la vista.
Todo ese combo ingresa al Hotel Hilton a las 13.30 donde lo espera media comisión directiva “decana” y en la entrevista que concede, Harvey sigue en escena.
“Ya me conocen (en el club). Saben lo que puedo aportar, esperemos que sea lo bueno y no lo malo”, dice el delantero que aparenta conciencia de que lo malo debe quedarse en Veracruz, Ferro, Sarmiento o donde sea que haya ido antes de su segundo ciclo en 25 de Mayo y Chile.
Pero inmediatamente, parece mostrar su otra cara. “Uno nunca cambia”, avisa. “Además todo va a depender de lo que haga dentro de la cancha. Afuera no importa”, completa Díaz, que tiene a varios colegas en la Superliga con muchas complicaciones por lo que hacen fuera del campo.
De todas maneras, sus primeros minutos como “decano” lo muestran como a una persona tranquila. Leyó detenidamente su contrato, charló con Mario Leito, Ramiro Galván (su representante) y firmó cuando fue el momento de hacerlo.
También fue bastante cauto para hablar de sus nuevos compañeros en ataque. “A (Mauricio) Affonso no lo vi mucho pero sí a Ismael Blanco. Es un gran goleador que debe estar pasando una mala racha. A ‘Pulguita’ (Luis Rodríguez) lo conozco hace mucho y él me conoce a mí”, analizó.
“Estoy tranquilo porque creo que siempre tuve las puertas abiertas aquí. Más allá de como me fui. No fue ni mal ni bien, simplemente me fui sin jugar”, recordó Díaz sobre su último paso por Atlético.
En diciembre de 2104, en la final ante Huracán vio la roja y se le fue encima al árbitro, algo que le terminaría costando 10 fechas de suspensión. Las cumplió y volvió en el torneo de la B Nacional pero luego de jugar unos partidos, se terminó yendo en el primer mercado de pases abierto.
Las puertas, tal como dice Leandro, se abrieron nuevamente y él no puede estar más contento. Sigue con sus dos caras pero parece estar más dispuesto a mostrar solo una. “Jugar en Atlético es un sueño. Solo eso, aún sin la Copa Libertadores”.