Con un lenguaje simple, que por simple resulta tan efectivo como necesario, estos sommeliers de las técnicas para optimizar el tiempo en la vida moderna presentan una guía práctica que incluye anécdotas en primera persona, ejercicios para hacer al instante y propuestas de los especialistas internacionales en el tema, y que además funciona como aquellos libros de literatura en los que cada cual puede elegir su propia aventura. No hay un orden de lectura obligatorio. El lector puede comenzar por donde le plazca y leer primero aquellos capítulos que considere de mayor urgencia. No importa la forma sino el mensaje.
En apenas más de 200 páginas, Rua y Fernández brindan soluciones, desde actitudes frente al día a día hasta aplicaciones tecnológicas que no están para recargarnos de tareas sino para despojarnos, y también se encargan de derribar ciertas máximas por alguna mala razón endiosadas en este, nuestro tiempo real: no, trabajar demasiadas horas al día no es algo de lo que enorgullecerse; no, tampoco: el multitasking no es necesariamente un talento adquirido; no, decir nunca que “no” no está bien; no, de ninguna manera: la fiaca no es una mala palabra.
Por ello, y por qué no, La fábrica de tiempo es un libro de autoayuda, aunque no de aquellos a los que estamos acostumbrados. Es un libro que no deja al lector pensando sino que lo hace pensar en el mientras tanto.
© LA GACETA