Por la mañana marchó a los tribunales penales, en reclamo contra la liberación de dos miembros del servicio penitenciario investigados por el crimen de su marido, el preso Sebastián Medina. Por la tarde, recibió la noticia de que Guillermo Snaider dejaba su cargo al frente del Servicio Penitenciario.
“Por algo se va, esperemos que se haga justicia por Sebastián, creo que de todos modos alguien tiene que responder por este crimen. Para mí, Snaider es el culpable de la muerte de mi marido. Todavía no me explico por qué los trasladaron desde la Comisaría 7ª a Villa Urquiza, sabiendo que habían denunciado a los guardiacárceles por venta de drogas”, expresó Ana Silva, ratificando la denuncia pública que viene formulando desde hace semanas.
Medina había denunciado junto a otro preso (su identidad se mantiene en reserva por tratarse de un testigo protegido) que guardicárceles los obligaban a vender drogas dentro del penal. Por ese motivo el juez de Ejecución, Roberto Guyot, ordenó que los trasladaran a la mencionada seccional.
Pero fueron llevados nuevamente a la penitenciaría, sin que hasta ahora surjan datos concretos sobre quien dio la orden. El reo estaba a punto de recuperar la libertad, pero fue asesinado a puñaladas tres días después por Sebastián Mendoza, un condenado por homicidio, en el patio de recreo de Villa Urquiza.
Para Silva, su esposo fue asesinado por encargo. “Si el director renuncia es porque no quiere quedar preso. Espero que el cambio de autoridades sea para mejor, que sirva para los que siguen detenidos en la cárcel, para que puedan dejar la droga y recuperarse. Para que no les pase lo que le pasó a mi marido, que fue asesinado cuando estaba por salir... No pudo... Hoy tendría que estar disfrutando de su hija”, testimonió.
“Me siento muy mal, tengo que aprender a convivir con este dolor, porque nunca me voy a olvidar que mi hijo estaba pagando por los errores que había cometido y lo mataron de esta manera”, señaló Elena, madre de Medina.
Sin poder contener el llanto, agregó: “Estaba a días de salir, el domingo hablé con él, me dijo: ‘mamá ya voy a salir’. Nos cortaron las esperanzas de estar juntos. Hoy tengo que llorar su muerte”.