Pablo Daniel Alperovich, uno de los hijos del ex gobernador y actual senador nacional José Alperovich, fue sometido esta mañana a una prueba de ADN, la cual había sido aceptada por el tribunal que llevará adelante el juicio por el asesinato de Paulina Lebbos, cuyo inicio está previsto para el próximo 6 de febrero.
El objetivo de la medida, requerida por la fiscal Juana Elena Prieto de Sólimo, es cotejar esa muestra el ADN de los pelos hallados junto al cuerpo de la joven, que fue asesinada en 2006 en esta provincia.
El hijo del ex gobernador se presentó a las 8 de la mañana en el Laboratorio de Genética Forense, en la Morgue Judicial, donde dejó la prueba que también fue solicitada a Marisa Juliana Lebbos y María Sofía Lebbos, hermanas de Paulina.
El año pasado, Gabriel Alperovich, otro de los hijos del actual senador nacional, había sido sobreseído en la causa por encubrimiento. Así lo había determinado en una resolución vinculante el fiscal subrogante ante la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Instrucción.
Hoy, además, Beatriz Rojkés se presentó ante la Fiscalía de Cámara de la III Nominación para el reconocimiento de firma. Cabe recordar que José Alperovich será uno de los testigos que brindará su testimonio en el juicio de Paulina.
En el banquillo de los acusados estarán sentados cuatro ex funcionarios durante el gobierno de Alperovich. Se trata del ex secretario de Seguridad Eduardo Di Lella, el ex jefe de Policía, Hugo Sánchez, el ex subjefe de la fuerza, Nicolás Barrera y el ex titular de la Unidad Regional Norte, Héctor Brito, quienes junto al ex policía Hugo Waldino Rodríguez están acusados de haber encubierto el asesinato de Paulina.
También será juzgado Roberto Luis Gómez, el único imputado que cumplió con la prisión preventiva, sindicado como el autor material del crimen (quedó implicado al comprobarse que utilizó el celular de la víctima después de su desaparición).
Paulina Lebbos tenía 23 años y una hija cinco cuando desapareció el 26 de febrero de 2006, a la salida de un boliche en el ex Abasto. Su cadáver fue encontrado 13 días después al costado de la ruta 341, cerca de Tapia. El cuerpo tenía rasgos de estrangulamiento, quemaduras de cigarrillo y estaba en un avanzado estado de descomposición.
La Justicia confirmó que la escena del crimen fue adulterada, al igual que las actas policiales donde se informaba del hallazgo del cuerpo de la joven. Por ese último hecho fueron condenados en 2013 los policías Enrique García y Manuel Yapura.