“A mi mente se me viene mi hija Luciana, que es mi ángel. La perdí hace cuatro años y es la que ayuda a que todos los días salga de casa con ganas de entrenar y de conseguir algo. Pude conseguir un ascenso más, el tercero de mi carrera. Soy un agradecido a Dios. Estoy feliz y se lo dedico a toda la gente que me apoya”. Daniel Ortiz, el héroe de la tarde en cancha de San Jorge, enfrenta a LG Deportiva envuelto en lágrimas. No puede más. Acaba ser la pieza clave en la estructura de Unión del Norte para lograr el ascenso a la Primera A liguista.
El duelo entre el “Cuervo” y Talleres de Tafí Viejo finalizó 1 a 1 (Johan Amaya adelantó a los taficeños y Leonardo Páez niveló la lucha) y al ascenso había de definirlo con remates desde el punto del penal. Y ahí fue cuando “Nano” se puso el traje de héroe. Atajó dos penales y convirtió uno para que los dirigidos por Luis Ignacio terminaran venciendo 4 a 2 y coronando un año soñado.
Ortiz convirtió el primer penal de la serie marcándole el camino a sus compañeros. Y estuvo “gigante” para taparle los remates a Amaya y a Cristofer Delmidio y desatar la fiesta en Burruyacu.
“Me tenía muchísima confianza para los penales. Estoy agradecido al Luis y a su ayudante porque ellos me hablaron. Estoy muy contento”, cerró el arquero que también había sido figura en el desempate contra La Florida, cuando atajó el penal decisivo en la serie.
“Nano” fue ovacionado. Antes, durante y después de la serie definitoria. “Ellos tienen un especialista; nosotros no”, repetían algunos hinchas taficeños cuando el partido recorría el inevitable camino hacia los penales. Y no se equivocaron.
Ortiz fue amo y señor de la tarde. Festejó con todo, miró al cielo y dedicó su proeza. Se abrazó con todos y le regaló su buzo a su compadre Gonzalo Olea.
Sí, Unión del Norte es de Primera gracias a un “Nano”. El gigante que no pudo contener sus lágrimas.