En el último día de noviembre, ya cuando hasta el año comienza a estar cansado, Atlético llegó a su partido 46 en 2017, un recorrido agotador que lo ubica como el equipo argentino que más veces jugó (un tercio más que Boca, por ejemplo, que va por los 29). Semejante esfuerzo merecía al menos una recompensa de la justicia: el “Decano” perdió 2-0 ante San Lorenzo un partido que, si hubiera sido por las situaciones de gol, no lo tendría que haber empatado; lo tendría que haber ganado.
Atlético perdió porque en el fútbol pasan cosas que francamente no tienen explicación, pero también porque los partidos se siguen ganando o perdiendo en las áreas. Aun con un equipo alternativo, una mezcla de titulares habituales y suplentes frecuentes, Atlético tuvo larguísimos raptos de dominio contra el líder del torneo (San Lorenzo alcanzó a Boca, aunque con un partido más) e hizo figura al arquero Nicolás Navarro. Alejandro Sánchez, en cambio, no tuvo ninguna atajada de peso (tampoco responsabilidad en los goles), como si Atlético hubiera querido reservarse una cuota de buena suerte para la final de la Copa Argentina contra River.
Es cierto que la búsqueda de Atlético fue siempre en desventaja, o desde los 6 minutos, cuando Gabriel Gudiño le ganó la espaldas a los centrales y ante la salida de Sánchez pateó al arco/envió el centro (todo eso junto) que Nicolás Blandi cabeceó al 1-0. El partido ya traicionaba desde el comienzo.
A diferencia del domingo en La Plata, cuando sufrió el gol sobre el final, esta vez Atlético tuvo casi todo el partido para buscar el empate. Y lo hizo bien, muy bien por momentos, al punto que Navarro debería pedir doble aguinaldo por su trabajo extra: el arquero evitó el empate una y otra vez, en especial contra Gervasio Núñez. Y cuando el 10 por fin señaló el 1 a 1, el árbitro asistente Matías Beares cobró posición adelantada. Finísima.
Lo curioso es que, cuando Ricardo Zielinski ordenó el ingreso de David Barbona, Favio Álvarez y Luis Rodríguez, San Lorenzo comenzó a emparejar el partido. Y cuando Atlético ya estaba jugado, a los 37’ del segundo tiempo, llegó el desborde de Gudiño que Nicolás Reniero empujó al 2 a 0.
Acaso fue que Atlético nunca le ganó a San Lorenzo de visitante (apenas rescató un empate 1-1 en 1975), o que el equipo está con la mente en la final, o que hay cosas que no se explican, o que los 46 partidos del año ya pasan su factura. No por nada el 47, este lunes contra Colón, en la quiniela es “el muerto”: Atlético tal vez esté “muerto” de cansancio. Pero el 9 de diciembre, contra River, tal vez reviva como nunca en su historia.