La Justicia acaba de poner paños fríos a un conflicto interprovincial suscitado en torno del azúcar, que provocó la espontánea reacción de la industria azucarera y del Gobierno tucumano. Juzgado Federal de Tucumán N° 1 ordenó a la Municipalidad de Córdoba que disponga la inmediata suspensión de la aplicación de la ordenanza n° 12696, hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo. El magistrado hizo así lugar a la medida cautelar solicitada por los factores azucareros locales y por la Provincia de Tucumán
El azúcar se volvió amarga cuando el Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba aprobó una ordenanza que disponía que esta dejara de exhibirse en la mesas de bares y restaurantes, y estaría a disposición del cliente sólo si este la solicitara. La iniciativa La norma buscaba generar conciencia sobre el consumo de azúcar; limitar la oferta de azúcar de libre disponibilidad en locales gastronómicos; exigir que hubiera bebidas sin azúcar en todo lugar de expendio al público. Obligaba a las heladerías a que el 10% de sus variedades fuera “light” o sin azúcar y establecía sanciones que iban desde la intimación hasta llegar a fuertes multas y clausuras a quienes no cumplieran con la disposición. Cada local debía colocar un cartel que indicara: “el consumo excesivo de azúcar es perjudicial para la salud”.
El gobernador tucumano reaccionó enérgicamente e intentó agrupar detrás de su queja a los distintos factores. Argumentaba que si la disposición del municipio cordobés se multiplicara en otras jurisdicciones afectaría notablemente la economía de las provincias productoras de azúcar, es decir Tucumán, Salta, Jujuy; Santa Fe y Misiones. El Centro Azucarero Argentino afirmó que el Concejo Deliberante de Córdoba abordaba el asunto de manera superficial y opinó que era discriminatorio eliminar de las mesas un edulcorante natural y promover su reemplazo por edulcorantes no calóricos artificiales, cuyo efecto sobre la salud se hallaba severamente cuestionado. Pese a los reclamos, el intendente de la capital cordobesa dejó pasar el tiempo para que la ordenanza, aprobada el 7 de septiembre pasado por el Concejo Deliberante de esa ciudad, quedara promulgada en forma automática, lo cual sucedió el 29 de ese mismo mes. El funcionario “ya no tiene posibilidad de vetar ni total ni parcialmente el texto que salió del Concejo Deliberante”, señaló el diario La Voz de esa provincia.
La medida dispuesta por la Justicia Federal trae tranquilidad al sector azucarero, del cual viven 50.000 personas, según dijo el mandatario tucumano. Ya con los ánimos más distendidos, se podrá examinar a fondo el asunto. Con el argumento esgrimido por los cordobeses de que el azúcar sería la gran enemiga de la salud, tenderían a desaparecer rubros como la pastelería (todo tipo de dulces), las bebidas gaseosas, las aguas aromatizadas, los caramelos y su entorno; tendrían entonces los días contados la remolacha, la zanahoria, la cebolla, el tomate y la berenjena. Un mismo camino sufrirían la banana, el higo, la naranja, la sandía, el kiwi, la uva. ¿La leche se convertiría en una temible amenaza?
La culpa de la diabetes, de la obesidad y de otros padeceres no la tiene el azúcar, sino la ignorancia y la inconducta del consumidor. El exceso es el padre de muchos males. Los autos y las motos no son los responsables de los accidentes y de las víctimas viales, sino quienes los conducen. Nos parece deben diseñarse de políticas públicas de salud aplicadas a la educación, que generen conciencia sobre la alimentación sana. Antes que prohibir, se debe educar.